Estructuras Políticas de la Guerra Civil Española: Republicanos y Bando Nacional
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Evolución y Organización Política durante la Guerra Civil Española
La Zona Republicana: Desunión y Fragmentación
El 18 de julio de 1936, en un intento por detener el inminente conflicto, se procuró establecer una negociación política con los generales golpistas. Para ello, el presidente de la República, Manuel Azaña, encargó al jefe de Gobierno, Santiago Casares Quiroga, la misión de convencer al general Emilio Mola de formar un gobierno de coalición entre políticos republicanos y militares sublevados. Sin embargo, Mola rechazó la oferta, lo que marcó el inicio de los enfrentamientos militares.
En el seno del gobierno del Frente Popular, la falta de un mando unificado y las constantes divisiones entre sucesivos jefes de gobierno impidieron una dirección coherente de la guerra y de las acciones gubernamentales. Los republicanos se dividieron fundamentalmente entre aquellos que priorizaban la victoria militar en la guerra y quienes abogaban por la profundización de la revolución social. Esta dicotomía, guerra o revolución, se mantuvo como un debate central durante los casi tres años de conflicto.
En este contexto, el Partido Comunista de España (PCE) y el sindicato anarquista Confederación Nacional del Trabajo (CNT), entre otros, impulsaron la revolución social, buscando llevar a cabo reformas estructurales y democratizar el país. Un ejemplo clave fue la Reforma Agraria, que llevó a la apropiación, cultivo y colectivización de tierras por parte de una facción del bando republicano, culminando en una significativa Reforma Social.
A pesar de los esfuerzos de republicanos y socialistas por concentrar todos los recursos en ganar la guerra, la persistente desunión interna y la incapacidad para alcanzar un consenso estratégico contribuyeron decisivamente a su derrota.
El Bando Nacional: Unidad de Mando y Estructura Autoritaria
El Bando Nacional, liderado por los militares golpistas, tenía como objetivo primordial y claro la victoria en la guerra. Para lograrlo, crearon las Juntas de Defensa Nacional, un organismo diseñado específicamente para dirigir el esfuerzo bélico. En estas juntas, los generales sublevados se reunieron para establecer una unidad de mando que los dirigiera.
Aunque el general José Sanjurjo estaba inicialmente destinado a liderar la sublevación, su muerte en un accidente aéreo alteró los planes. Por escalafón, el liderazgo habría recaído en el general Emilio Mola; sin embargo, el elegido en la reunión fue Francisco Franco. Su designación se debió, en gran medida, a la crucial ayuda que consiguió de Alemania e Italia para el traslado de tropas desde África a la península, lo que fue fundamental para el avance del Bando Nacional.
Franco fue nombrado Jefe del Bando Único de los Españoles y, con la visión de establecer una estructura política que permitiera gobernar tras la guerra, impulsó la creación de un partido único. Este partido, conocido como Falange Española Tradicionalista y de las JONS (posteriormente referido como Movimiento Nacional), absorbió a la Falange y otras fuerzas políticas afines.
La ideología de este partido era marcadamente conservadora, católica, antidemocrática, con influencias fascistas, militarista y nacionalista (entendida como amor y unidad a la patria). Además, promovía la confraternización a través de un sindicalismo vertical, que buscaba la integración de empresarios y trabajadores bajo el control estatal, una concepción que presentaba similitudes con la Dictadura de Primo de Rivera.
Finalmente, tras la muerte del general Mola, nadie fue capaz de hacerle sombra a Franco, quien consolidó su poder y se autodenominó Generalísimo de los Ejércitos Españoles y Caudillo de España.