Estudio de culturas y personalidades por Benedict y Mead

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BENEDICT

Todos los hombres y mujeres están marcados por la impronta (PATTERN o patrón de cultura) del grupo o cultura a la que pertenecen, que determina su comportamiento. La cultura no es solamente una serie de elementos, sino también una manera de integrarlos según Benedict.

Estudiando a los ‘indios’ PIMA, se da cuenta del gran contraste con los PUEBLO. Los Pueblo ponían énfasis en la armonía; los Pima en el extremismo. Con ello empezó a ver la cultura como una personalidad a gran escala, presentando las culturas como conjuntos integrados.

Benedict creía que la cultura podía resumirse en unos patrones psicológicos dominantes. PATERNA OF CULTURE es un estudio de tres culturas. Estudia las pautas culturales que constituyen la PERSONALIDAD MODAL. Las sociedades humanas son de una infinita variedad, pero se las puede reducir a dos tipos básicos: el DIONISÍACO (excesivo, con arrebatos de éxtasis y violencia que alternan con fases depresivas) y el APOLÍNEO (sereno, ordenado, prudente, pacífico, humanista y mesurado). Benedict recurrió a Nietzsche para los términos apolíneo y dionisíaco.

Las pautas o patrones de Benedict son elementos psicológicos que, presuntamente, están presentes en todos los aspectos de la cultura. La mayor parte de antropólogos han rechazado estos intentos de emplear uno o dos términos psicológicos para describir el inmenso repertorio de personalidades.

Benedict sólo consiguió ofrecer un esbozo del modelo apolíneo omitiendo los datos que no cuadraban con esta configuración.

La debilidad de la argumentación de Benedict residía en dos puntos:

  • Análisis poco crítico de las fuentes etnográficas, y
  • La aplicación a sociedades no occidentales de una taxonomía psiquiátrica, cuya validez universal no estaba del todo verificada.

MARGARET MEAD

Margaret estudió a los Arapesh, a los Mundugomor y Tchambulí. En su libro Sexo y temperamento en las sociedades primitivas (1935) explica el comportamiento de éstos.

Los arapesh consideran a hombres y mujeres como innatamente pacíficos, responsables y dispuestos a colaborar. Carecen de organización política. Los hombres conciben la responsabilidad como deberes onerosos que cumplen por obligación y de los que se desentienden alegremente cuando pueden endosárselos a sus hijos. Trabajan juntos, todos para todos. Así, el beneficio propio parece detestable. Hay un grupo destinado a un menester engorroso e incómodo: los BIG MEN.

Para los Arapesh los niños son el centro de atención. La educación entera es educación sentimental. Lo importante es suscitar en él un sentimiento de confianza y seguridad y hacerle bondadoso y plácido. Se le enseña a confiar en todo el mundo. Esta sociabilidad se manifiesta en la sorprendente explicación que dan del tabú del incesto. Para ellos el incesto les parece una estúpida negación de la alegría que se experimentará al aumentar, por medio del matrimonio, el número de personas a las que se puede amar y en las que se puede confiar.

Dividen a los seres humanos en dos grupos: los parientes y el resto (violentos, temibles…). Las costumbres matrimoniales están organizadas para evitar sobresaltos. Los niños se prometen a los cinco o seis años y comienzan a trabajar para su futura mujer-niña. La esposa crece en la familia del marido y se acostumbra a aceptar todo pasivamente a cambio de la seguridad.

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