Etapas Clave de la Revolución Francesa: De los Estados Generales al Directorio
Clasificado en Historia
Escrito el en español con un tamaño de 2,86 KB
Primera Etapa: Los Estados Generales (1789)
La situación en Francia era tensa. El rey Luis XVI, buscando aliviar la crisis financiera, propuso que la nobleza pagara impuestos. Sin embargo, la nobleza se negó rotundamente, argumentando que solo los Estados Generales podían aprobar nuevas cargas fiscales. Esta protesta nobiliaria generó una profunda crisis política que obligó a Luis XVI a convocar los Estados Generales.
El descontento popular en Francia era tal que, para la elección de representantes, se elaboraron los famosos ‘Cuadernos de Quejas’ (recopilaciones de peticiones y demandas dirigidas al rey). Entre 1788 y 1789, la burguesía logró obtener el mismo número de representantes en los Estados Generales que el clero y la nobleza juntos, un hecho significativo para su creciente influencia.
El 5 de mayo de 1789 se inauguraron los Estados Generales. Tradicionalmente, en estas asambleas, cada estamento (nobleza, clero y Tercer Estado) tenía un voto, independientemente del número de sus representantes. Sin embargo, el Tercer Estado, que representaba a la gran mayoría de la población, exigía un voto por persona, lo que les daría una clara mayoría. Ante esta presión y la falta de acuerdo, el Rey y los estamentos privilegiados se vieron forzados a suspender los Estados Generales, un acto que solo avivaría las llamas de la Revolución.
Quinta Etapa: La República Burguesa y el Directorio (1795)
Tras la caída de los jacobinos, se inició un proceso que consolidó a la burguesía como la principal beneficiaria de la Revolución. En 1795, se aprobó una nueva Constitución que definió un nuevo poder ejecutivo, conocido como el Directorio. Esta Constitución restableció el sufragio censitario (limitado a los ciudadanos con cierta riqueza) y estableció un poder legislativo dividido en dos cámaras:
- La Cámara Alta, para el Consejo de Ancianos.
- La Cámara Baja, para el Consejo de los Quinientos.
El Directorio buscaba el orden y se esforzó por sofocar todas las revueltas populares. Un ejemplo notable fue la Conspiración de los Iguales, que buscaba establecer una sociedad más igualitaria, pero fracasó y sus dirigentes fueron ejecutados.
La política exterior fue el mayor éxito de esta etapa, y el ejército francés gozaba de un gran prestigio. La burguesía, deseosa de estabilidad, veía en este ejército la fuerza capaz de mantener el orden social. Finalmente, el 18 de Brumario (9 de noviembre de 1799), Napoleón Bonaparte dio un golpe de Estado, asumiendo el poder y poniendo fin a la Revolución Francesa para iniciar la etapa del Consulado.