Ética Formal de Kant: Crítica a las Éticas Materiales y Fundamentos del Imperativo Categórico

Clasificado en Filosofía y ética

Escrito el en español con un tamaño de 5,19 KB

Éticas Materiales vs. Ética Formal

Hasta Kant, las éticas propuestas habían sido éticas materiales. En contraste, la ética de Kant se presenta como una ética formal.

¿Qué son las Éticas Materiales?

En términos generales, las éticas materiales postulan que la bondad o maldad de una acción depende de su relación con un Bien Supremo para el hombre. Los actos que nos acercan a este Bien Supremo son buenos, mientras que los que nos alejan son malos.

Elementos de las Éticas Materiales:

  1. Identifican bienes para el hombre y determinan cuál es el Bien Supremo o fin último.
  2. Establecen normas o preceptos para alcanzar dicho Bien Supremo.

Crítica de Kant a las Éticas Materiales

Kant rechaza las éticas materiales por las siguientes deficiencias:

  1. Son empíricas y a posteriori: Su contenido se basa en la experiencia, lo que limita su universalidad.
  2. Sus imperativos son hipotéticos o condicionales: No tienen validez absoluta, sino que dependen de la consecución de un fin.
  3. Son heterónomas: La ley moral proviene de algo externo a la razón, como los deseos o inclinaciones.

La Ética Formal de Kant

Kant propone una ética formal, universal y racional, que no se base en la experiencia ni en imperativos hipotéticos, y que sea autónoma.

Rasgos de la Ética Formal:

  • No establece un bien o fin específico a perseguir.
  • Se centra en cómo debemos actuar, en la forma de la acción moral.
  • Afirma que solo la buena voluntad es absolutamente buena.
  • Distingue entre acciones contrarias al deber, conformes al deber y por deber. Solo estas últimas tienen valor moral.
  • El valor moral reside en el motivo (el deber), no en el fin a conseguir.

El Imperativo Categórico

Kant distingue entre principio (ley moral objetiva) y máxima (principio subjetivo de actuación).

El imperativo categórico, base de su ética, se formula como:"Obra solo según una máxima tal que puedas querer al mismo tiempo que se convierta en ley universa".

Para que una máxima sea moralmente aceptable, debe poder universalizarse sin contradicción. Esto implica tratar a los demás y a uno mismo como fines en sí mismos, no como medios.

Los Postulados de la Razón Práctica

 Crítica de la Razón Pura había puesto de manifiesto Kant la imposibilidad de un conocimiento objetivo acerca del mundo, alma y Dios


Y, sin embargo, la inmortalidad del alma y la existencia de Dios constituyen interrogantes de interés fundamental para el destino del ser humano. De hecho, Kant nunca negó la inmortalidad del alma ni la existencia de Dios.

De este modo Kant señalaba que el lugar adecuado para plantear el tema de Dios y del alma no se halla en la Razón teórica sino en la Razón práctica. 

Entiende Kant por “postulado” aquello que no es demostrable teóricamente, pero que debe ser supuesto necesariamente como condición de la moral misma. postulados: 

- La libertad: La existencia de la libertad de la voluntad no es demostrable teóricamente. Y, sin embargo, Kant encuentra en la existencia de la libertad la condición de posibilidad del imperativo categórico. En efecto, la exigencia moral de obrar por respeto al deber supone la existencia de la libertad de la voluntad, la posibilidad de obrar por respeto al deber venciendo las inclinaciones egoístas, los deseos.

- La inmortalidad del alma: parece que debe haber una conexión necesaria entre virtud y felicidad, en el sentido de que el ejercicio de la virtud debe producir la felicidad del hombre. 

Sin embargo, en la realidad ocurre generalmente lo contrario: el hombre virtuoso no es el más feliz. 

Lo que ocurre es que el Sumo Bien es una meta a la cual el hombre debe tender, pero que no puede realizarse plenamente en su estado actual, en esta vida. 

Sólo postulando esta inmortalidad se puede subsanar la injusticia de que el más virtuoso sea ordinariamente el más infeliz. De otro modo, la vida sería un absurdo. 

- La existencia de Dios: Lo anterior no basta. El Sumo Bien podría no ser más que una ilusión. Sólo se podrá garantizar que es una auténtica realidad si se admite un ser personal que sea en sí mismo el Sumo Bien, un ser donde se dé una unión perfecta entre virtud y felicidad; un ser que esté por encima del hombre lo suficiente como para garantizar la compensación de llevar una vida virtuosa en esta existencia, aun cuando no se sea feliz. Dios es la personificación real del Sumo Bien, y la garantía de que el orden moral será cumplido, de que el virtuoso será feliz. 

En cuanto postulado, no es un deber creer en la existencia de Dios, sino una necesidad. El postulado no autoriza a decir “yo sé” que Dios existe, sino únicamente a decir “yo quiero” que exista. 

Entradas relacionadas: