Ética y moral en la vida cristiana
Clasificado en Filosofía y ética
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En la vida en Cristo y en el Espíritu Santo
Encontramos:
Profesión de fe
Los dones de Dios (creación), la redención y la santificación. Los sacramentos comunican la fe, la vida en Cristo. Cristo vive en perfecta comunión con el Padre agrandándolo en todo. Los cristianos participan de la vida de Cristo.
La ética
Es un tipo de saber, cuyo objeto de estudio es la moralidad o la dimensión moral del hombre sin reduccionismos a sus componentes. Se constituye racidualmente y utiliza los métodos y explicación propias de la filosofía. Tiene como finalidad dar sentido a la vida del hombre, es decir a la pregunta del por qué. Encontramos 2 formas de vida y de actuar del hombre, humana e inhumana. Humana con moral, e inhumana inmoral.
Diferencia entre ética y moral
Lenguaje ordinario - sinónimos intercambiables tanto para desiguar la moral vivida y la moral pensada. Lenguaje filosófico - Moral: conjunto de normas por los que se rige un individuo o colectividad. Ética: Como debemos actuar las personas, buscando las normas y criterios por los que se deben regir las personas.
El bien común
Es bien para todos; no para una minoría.
Moralidad de actos humanos
Objeto: bien real o aparente. Intención: Fin de la acción. Circunstancias: Consecuencias. Todo lo que puede anular la responsabilidad es la ignorancia, inadvertencia, violencia, miedo, afectos desordenados y hábitos.
Felicidad
La felicidad es una concepción cristiana, de unidad. Todos los hombres buscan la felicidad, ya que es lo que mueve a cada uno para afrontar la vida. Felicidad es buscar un bien real, concreto y que es bien. Lo placentero se puede confundir con la felicidad, pero el placer no es felicidad. Puede ser espiritual o corporal. F. Espiritual: Deleite (placer por obrar bien), placer del alma. Lo que no produce deleite hay que desecharlo. F. Corporal: meta, el placer, esto es igual a felicidad y esto da como resultado el Hedonismo.
Hedonismo
El hombre suele confundir con Felicidad. El Hedonismo trata de a mayor placer, menos sufrimiento. Siempre efímero, el placer no es un estado del alma, es un bienestar corporal, pero nunca permanece. Esto dificulta el camino hacia la autentica felicidad. La felicidad espiritual o del alma no consiste en poseer algo, sino en tener hacia algo.
Auténtica felicidad
Hay que seguir las enseñanzas de la Iglesia, que nos muestra el camino auténtico. La idea de lucha, de exigencia, es más difícil encontrarla en un planteamiento hedonista. La enseñanza cristiana sobre la autentica felicidad es complicada en esta sociedad consumista y hedonista. Entender la moral cristiana es descubrir que la vida es lucha, con ayuda de la Gracia. El camino de la felicidad es el camino de madurez, de perfeccionamiento y de amor. El camino del hedonismo es camino de egoísmo. La búsqueda del placer por encima de todo lleva al estrechamiento del alma. La felicidad cristiana lleva a la esperanza, el hedonismo a la desesperanza.
Verdad y relativismo
Encontramos la necesidad del seguimiento del Bien y del conocimiento de la Verdad. Pero según el relativismo no se puede conocer la Verdad. En todo caso, cada hombre tiene su verdad, a la que llega con sus posibilidades. Este pensamiento, llega a negar la posibilidad de que otros piensen de manera distinta, es decir, no creen en la verdad pero tienen una verdad absoluta. El tener una idea concreta de Dios es algo inaceptable para el relativismo. El relativismo es más teórico que práctico. El hombre necesita argumentos, sentido para la vida, y el relativismo no puede dar respuesta a la existencia. Este afirma que no hay respuesta, su mandamiento es la duda permanente. Si no hay verdad, no puede haber felicidad. Es esencial que el hombre dirija su vida hacia el amor. La tolerancia es un valor de la sociedad moderna, y consiste en respetar a las personas, creer en el hombre y respetarlo. El relativismo como tiene su verdad, puede no creer en el hombre y no respetarlo. Es el caso del terrorismo. Si una persona es tolerante no puede ser relativista, ya que tiene una idea absoluta para empezar a hablar: la dignidad de la persona.