Ética Nietzscheana: Instinto, Vida y Crítica a la Moral Tradicional
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Hace referencia a la moral puesto que en ella encuentra la motivación última de todo.
Crítica a la Metafísica y la Moral Tradicional
Cuarta tesis: Creer en el “mundo verdadero”, ya sea al modo cristiano (fe), ya sea al modo kantiano (razón práctica) es un síntoma de vida descendente, de una vida incapaz de soportar lo problemático y terrible que hay en “este mundo”. Obsérvese que Kant es calificado de cristiano alevoso: de un modo premeditado había negado las Ideas de la Razón en su Crítica de la Razón Pura para después recuperarlas como postulados de la razón práctica.
El Arte como Afirmación de la Vida
El hecho de que el artista ame más la apariencia que el mundo real no significa que se coloque del lado de la metafísica y del cristianismo. El "mundo verdadero" de la filosofía y el “mundo aparente” del artista son igualmente ficciones, apariencias. La diferencia está en que, mientras que la apariencia del filósofo es una apariencia que niega el devenir y la vida, la apariencia del artista es una apariencia creada a partir del devenir y la vida. Por eso la ficción del artista es más auténtica y constituye un estímulo para vivir -y no para rechazar la vida, como en el caso del filósofo. Quien ama la vida como el artista trágico se caracteriza por una voluntad afirmativa, por la creatividad, mientras que la voluntad de una persona decadente renuncia a ser creadora. El artista trágico acepta incluso los aspectos problemáticos de la existencia, el sufrimiento y la muerte. De ahí que no sea pesimista, como lo es el filósofo. El artista trágico es dionisíaco.
La Moral Natural y la Condena de los Instintos
Toda moral sana es una moral natural, es decir, una moral regida por el instinto de vida. El comportamiento humano está regido por normas morales que le indican qué es y qué es lo que no debe de hacer. Toda la moral enseñada hasta ahora, dice Nietzsche, es una moral antinatural, una condena de los instintos, aquello que caracteriza la vida y le da sentido y, por tanto, rechazable. Esto se ejemplifica en el dicho "Dios ve el corazón" pues con él se quiere decir no a los instintos y Dios se torna enemigo de la vida. El santo es el castrado ideal. La vida termina allí donde comienza el reino de Dios. Porque negar los instintos supone matar la vida, castrarla pues una persona sin pasiones, sin instintos, es un muerto en vida.
Afirmación del Instinto
Así pues, la única moral sana y natural es aquella que obedece la voz de los instintos y se deja llevar por ellos sin temor.