La ética y la política en Aristóteles
Clasificado en Filosofía y ética
Escrito el en español con un tamaño de 4,41 KB
La ética
1. La felicidad y la conducta humana
Aristóteles parte en su ética de que el fin último, el bien supremo, la meta de todos seres humanos, es la felicidad. Con esto todos los seres humanos estarán de acuerdo, sea cual sea su credo y sus convicciones. El desacuerdo comienza al concretar en qué consiste la felicidad, una dificultad para toda teoría moral. Hay tres respuestas diferentes: a) La vida del político. b) La vida del placer pensando en el bien del cuerpo. c) La vida contemplativa del filósofo.
Esta pregunta sólo puede ser respondida analizando la naturaleza humana, por eso Aristóteles lo estudia y decide que cada ser es feliz realizando la actividad que le es propia y natural. Al realizar cualquier ser natural sus actividades conseguirá la perfección y la felicidad. La actividad más propia y natural del ser humano es la intelectual, por tanto la forma más perfecta de felicidad para el hombre es la actividad contemplativa.
Pero Aristóteles igual que Platón sabe que el hombre dedicado a la contemplación sólo sería posible si no tuviera necesidades corporales, problemas económicos… Por eso esta idea de la felicidad es imposible para la mayoría de los hombres.
El ser humano no puede alcanzar la felicidad absoluta propia de los dioses, sino una felicidad limitada. La felicidad del ser humano exige poseer bienes corporales (salud) y exteriores (medios económicos), familia, amigos y virtudes morales.
Para Platón la felicidad consiste en unir contemplación, virtud y los demás bienes (salud, amigos, familia...)
2. La virtud
Para Aristóteles la virtud es un hábito para comportarse de un modo determinado. Su contrario es el vicio que es un hábito malo. La virtud nos hace elegir en cada caso lo más conveniente y correcto. Para ello se necesita ejercicio, ya que no nacemos virtuosos ni tampoco vale la enseñanza, para ser virtuosos tenemos que practicar la justicia.
Lo concreto y lo conveniente tiene siempre un término medio y la virtud es un término medio que no es lo mismo que mediocridad sino un equilibrio entre dos extremos. El término medio es relativo a cada persona y lo establece un hombre prudente de acuerdo con la razón y la experiencia.
Aristóteles distingue dos géneros de virtudes:
- Virtudes intelectuales que perfeccionan la inteligencia como la ciencia, la filosofía, el arte…
- Virtudes éticas o morales que perfeccionan lo no racional del alma como la fortaleza, la templanza y la justicia.
La virtud es pues una disposición voluntaria adquirida que consiste en un término medio en relación a nosotros, definido por la razón y tal como la hacía un hombre sensato.
La política
1. El bien humano: ética y política
La ética desemboca en la política. Según Aristóteles son dos aspectos de un mismo conocimiento que se ocupa del ser humano y se rige por la prudencia.
El bien es deseable cuando interesa a una persona pero es más bello y divino cuando interesa a un pueblo y un estado entero. Para Aristóteles solamente dentro de la sociedad el ser humano alcanza una vida digna y feliz. Para Aristóteles la naturaleza humana es social.
“El estado es algo producido por la naturaleza y el hombre es por naturaleza un animal político”, escribe Aristóteles. Los seres humanos sólo pueden lograr su perfección y su bien conviviendo con otros seres humanos y no en solitario. El hombre se diferencia de los animales porque posee el lenguaje. Gracias al lenguaje habla con sus semejantes del bien y del al de lo justo y lo injusto.
La vida en comunidad tiene en diferentes niveles, familia, aldea y el final del Estado que es la forma más perfecta de comunidad.
2. Los regímenes políticos
La finalidad del estado es una vida digna y feliz para los ciudadanos y se especifica en las leyes y en el régimen político. Todo régimen político ha de estar dirigido a realizar justicia y no el beneficio particular de los que ejercen el poder. Aristóteles critica la política idealista utópica de Platón porque la política no es una ciencia exacta. Aristóteles distingue tres clases de regímenes políticos: la monarquía, la democracia y la aristocracia. Todas estas formas de régimen son correctas si el poder se ejerce de forma justa. Las tres le parecen bien. También pueden ser malas si el poder no hace justicia y se aprovecha del gobierno.