Ética y Política: Comparativa entre Platón y Aristóteles

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PLATÓN

En la Ética:

Aristóteles rechazó el concepto platónico de bien y negó la existencia de una Idea o esencia trascendente del bien. El bien de una cosa consiste en el buen desempeño de la función a la que está destinada.

En contra de Platón, el bien no admite una única definición, sino muchas y en muchos sentidos, aunque en general sería el fin u objetivo al que cada cosa tiende. Aristóteles consideraba que la idea platónica de bien era un concepto inútil, abstracto y vacío, que no servía para orientar acciones ni en la ética ni en la política.

Aristóteles considera, como Platón, que las virtudes éticas y la felicidad se logran cuando la razón domina las pasiones del alma, en un término medio. Pero Platón consideraba que el saber que la razón debe aportar para la virtud moral es solo teórico, sobre las Ideas y particularmente sobre la Idea de Bien. Por ello, sólo los filósofos pueden alcanzar la virtud plena y la perfecta armonía del alma.

Aristóteles rechaza lo anterior, y expone que el conocimiento necesario para alcanzar la virtud es un conocimiento práctico sobre las situaciones concretas de la vida. Este conocimiento está, en principio, al alcance de cualquier hombre libre dotado de razón y experiencia, y que haya sido educado en la polis.


En la Política:

Platón tuvo que vivir una época muy convulsa a nivel político durante su juventud, lo que le llevó a rechazar todos los regímenes existentes y a buscar una utopía que garantizara una polis bien gobernada y feliz.

Aristóteles fue mucho menos crítico con la política y la sociedad de su tiempo. Incluso podemos encontrar en él cierto conservadurismo y una cierta satisfacción general con la política de su época, como cuando ensalza la polis griega como la forma de organización política idónea para la vida del ser humano.

Platón rechazó la democracia por ser un gobierno de la mayoría ignorante, y propuso la alternativa de un gobierno de filósofos, los únicos capaces de gobernar bien su alma y gobernar la ciudad con justicia. Habría dos clases más: guardianes y productores. Cada clase tendría su función y todas cooperarían en beneficio de todos. Los intereses del Estado estarían siempre por encima de los intereses particulares o de clase (comunitarismo).

Frente a eso, Aristóteles considera la democracia, entendida como el gobierno de las clases medias, como la mejor forma de gobierno y la más acorde con el término medio. Para él hay una estrecha relación entre individuo y política, pero no es tan estatista. Para él, el Estado es esencial para el desarrollo del individuo, pero no absorbe tanto la vida y la existencia de las personas como para Platón.

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