Evaluación y Prevención de Riesgos Geológicos: Volcánicos y Sísmicos

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Riesgos Volcánicos

Los riesgos volcánicos son más perceptibles para la población que los sísmicos, debido a que los volcanes permanecen inactivos durante largos periodos. La única forma de prevenir los efectos de una erupción volcánica es saber cuándo va a ocurrir. Para ello, es necesario realizar un estudio minucioso y continuo. Los principales métodos que se emplean son:

  1. Estudio de la distribución temporal y espacial de los movimientos sísmicos en las cercanías del volcán. Cuando los volcanes van a entrar en actividad, los sismógrafos suelen detectar en la zona una serie de terremotos de magnitud y frecuencia crecientes.
  2. Estudio de las deformaciones (elevaciones) del suelo asociadas al ascenso del magma. Para ello se emplean inclinómetros, sistemas GPS, redes de nivelación, etc.
  3. Registro de las variaciones de los campos magnético y eléctrico, así como las variaciones del flujo térmico que se producen en la zona cuando el magma asciende a la superficie.
  4. Estudios gravimétricos que permitan detectar las anomalías en el valor de la gravedad asociadas al ascenso de un magma hacia la superficie.
  5. Estudios de las fumarolas y de las aguas termales para detectar cambios químicos relacionados con el ascenso del magma, como la emisión de gases por grietas de la zona.

Riesgo Sísmico

El riesgo sísmico es la capacidad de daño que puede ocasionar un temblor por unidad de tiempo. Las zonas de riesgo sísmico pueden clasificarse mediante el índice de sismicidad. La capacidad destructiva de un terremoto está directamente relacionada con su magnitud. Los grandes terremotos ocasionan enormes desastres en un tiempo breve. Sus principales efectos son: sacudidas del suelo y de los edificios, desplazamiento superficial del suelo, deslizamientos de tierra, tsunamis...

Aunque existen algunos factores que aumentan el riesgo sísmico, como las grandes aglomeraciones humanas situadas en zonas de fallas, o sobre suelos poco consolidados, podemos predecir terremotos mediante datos históricos y periodos de recurrencia de los terremotos. Los principales factores que nos ayudan a predecirlo son seísmos premonitores, zonas de quietud, disminución de la relación entre Vp/Vs, cambio de la cantidad de radón en las rocas o el agua, cambios en el flujo o temperatura del agua de la región, cambios en la resistividad eléctrica del terremoto, cambio en la piezoelectricidad de algunos minerales, cambios topográficos por deformaciones que sufren las rocas, cambios en la fuerza de la gravedad, comportamiento anómalo de algunos animales.

Por lo tanto, la única medida eficaz para prevenir un terremoto es determinar las zonas sujetas a mayor riesgo y paliar los daños. Algunas medidas para prevenir riesgos sísmicos son:

  • Establecer zonas con restricciones para la construcción cerca de las fallas activas conocidas.
  • Restringir el uso del suelo en zonas propicias para la producción de deslizamientos.
  • Reforzar las estructuras de los edificios construidos y diseñar las de los nuevos de manera que resistan a las sacudidas del suelo.
  • Educar a la población para proteger su vida y sus propiedades en caso de que ocurra un seísmo.
  • Fomentar la contratación de seguros para paliar las pérdidas económicas y personales.

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