Evolución de la Ciudadanía y la Administración Urbana: Desde la Antigua Grecia hasta la Actualidad

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El Nacimiento de la Ciudadanía en la Antigua Grecia

Con el surgimiento de las ciudades, se produce una concentración del poder político y económico. Esto da lugar a la capacidad de imponer prohibiciones y sancionar su incumplimiento. En las ciudades griegas, emergen valores como el respeto a la ley y, sobre todo, a la constitución. El estado debe mantener una relación de hombres libres e iguales ante la ley, basándose en la libre voluntad y no en la fuerza. El problema radica en la dimensión de la comunidad; lo ideal son las ciudades-estado, que permiten integrar a los ciudadanos y hacerlos protagonistas de la vida en común. El factor territorial, junto con la participación, crea un sentimiento hacia la política de la comunidad.

La ciudad se convierte en una escuela de ciudadanía, ya que en ella se aprende a vivir civilizadamente. La constitución de Clístenes es la ley fundamental en Atenas. Todos los ciudadanos varones de más de 20 años participan en la Asamblea. En las magistraturas había una gran rotación participativa para que ningún ciudadano se sintiera ajeno a la responsabilidad del gobierno. Las más importantes eran el Consejo de los Quinientos y los Tribunales. El modelo democrático griego entra en crisis debido a la aparición de otras corrientes filosóficas y a la concentración de poder en otros lugares.

Del Feudalismo al Estado Moderno

Los grandes imperios trasladan la política a un punto más alto, desapareciendo la dignidad de la ciudadanía. Tras un milenio, se produce la revolución en las ciudades, la cual pone fin al feudalismo y da lugar al estado moderno. Los burgueses establecen reglas para acabar con la violencia en las ciudades e implantan las querellas entre ciudadanos. Las comunas francesas organizan la ciudad. En España, los Reyes otorgan las Cartas Puebla para repoblar los pueblos conquistados al Islam. La guerra en las ciudades tenía como objetivo liberarse del feudalismo. Se produce un desbordamiento demográfico y productivo de la ciudad. Se legalizan nuevos escalones territoriales como la provincia y el departamento. Se crean conflictos en las administraciones locales, provinciales y regionales. El considerar al municipio como parte de la organización territorial del Estado y, a la vez, un ente con autonomía propia, puede desembocar en la consideración del estado como una comunidad de comunidades municipales.

La Descentralización y los Movimientos Sociales Urbanos

En las antiguas ciudades, la administración se vuelve compleja, por lo que se desconcentra su gestión en barrios. La dirección de sus órganos sigue centralizada, pero ya se crean delegaciones en los barrios. A la vez, emergen nuevos movimientos sociales urbanos, como las asociaciones de vecinos. Desde la administración municipal, los poderes públicos se dan cuenta de su desbordamiento, que les hace ir muy lentos y ser poco eficaces, creando una insatisfacción en la comunidad. Pese a darse cuenta de la necesidad de colaboración ciudadana en estos asuntos, los poderes públicos locales mantienen una cierta desconfianza ante una excesiva colaboración de los ciudadanos. Y, a su vez, los movimientos sociales vecinales temen que, al colaborar mucho con las instituciones, se pierda su pureza social. Esta doble desconfianza impide las buenas colaboraciones. Hay que crear mecanismos de comunicación con la población. Se debe hacer como en Grecia, que los ciudadanos asuman responsabilidades y se sientan así identificados con el gobierno.

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