La Evolución del Concepto de Ser Humano: Alma, Cuerpo y Dignidad Filosófica
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El Dualismo Platónico y el Mito del Carro Alado
Para Platón, el cuerpo es algo ajeno al ser humano. El cuerpo es una cárcel y una tumba que dificulta su proceso de conocimiento y el ascenso hacia el bien. El cuerpo está vivo e impone sus exigencias materiales al alma. La filosofía, en este sentido, consiste en apartarnos del cuerpo y sus tendencias.
Sin embargo, en El Banquete, Platón explica que el amor a la belleza del cuerpo nos permitirá llegar a comprender qué son la belleza y el bien por sí mismo. En la obra Fedro, nos describe esta relación cuerpo-alma de modo alegórico a través del célebre mito del carro alado.
El Mito del Carro Alado: Símbolo del Alma Humana
El mito del carro alado relata cómo un auriga guía a una pareja de caballos alados: uno blanco, hermoso y bueno; otro negro, feo y malo. Por ese motivo, la conducta resulta difícil y la armonía, un desafío constante.
Este mito tiene como función básica explicar cómo el alma humana participa, por una parte, de la excelencia de la naturaleza divina y, por otra, de la naturaleza material y pasional propia del cuerpo. Además, intenta ilustrar la tensión inherente entre la razón y el deseo, y cómo este último debe estar subordinado a aquella para alcanzar la virtud y el conocimiento.
Esa alma es la fuente del conocimiento verdadero, gracias al recuerdo de los modelos de las cosas sensibles que había contemplado en el mundo de las Ideas antes de su caída en la tierra. Esta teoría, denominada “teoría de la reminiscencia”, exige la preexistencia del alma.
El Alma en Aristóteles: Hilemorfismo y Tipos de Vida
Para Aristóteles, el alma y el cuerpo son elementos indisolubles, presentes tanto en los seres humanos como en el resto de los seres vivos. Todos somos seres materiales con una forma propia que nos caracteriza. Para Aristóteles, el alma es la forma del cuerpo, es decir, su actualización, lo que le da vida y propósito.
Así, el alma es un principio de vida. Aristóteles distingue tres tipos de alma, según los distintos tipos de vida:
- Alma vegetativa: Propia de las plantas, responsable de la nutrición, el crecimiento y la reproducción.
- Alma sensitiva o animal: Presente en los animales, que además de las funciones vegetativas, posee sensibilidad, movimiento y apetitos.
- Alma racional o humana: Exclusiva del ser humano, que abarca las funciones anteriores y añade la capacidad de razonamiento, intelección y voluntad.
A diferencia de Platón, para Aristóteles el cuerpo es una parte positiva y fundamental que marca nuestra existencia, de la que podemos disfrutar y que nos permite identificarnos plenamente como humanos. Todo conocimiento humano, según su filosofía, comienza a partir de los sentidos.
Rasgos del Ser Humano en el Renacimiento: Antropocentrismo y Dignidad
El Renacimiento es la expresión cultural de una serie de profundos cambios económicos, políticos y sociales que supusieron una grandiosa revolución cultural. Se produjeron transformaciones que provocaron una sacudida en los cimientos de la sociedad medieval.
En esta nueva era, el ser humano contará con horizontes más amplios y emergerá una nueva concepción de sí mismo. La revalorización del ser humano, concepto formulado por humanistas como Erasmo de Rotterdam o Leonardo da Vinci, se convierte en un pilar fundamental. El ser humano se sitúa como principio y como centro (antropocentrismo).
Como consecuencia de esta nueva perspectiva, se comienza a concebir una libertad individual, que se presenta como un principio básico de cada individuo para dirigir legítimamente su propia vida. El principio de libre y personal interpretación de la Biblia, defendido por la Reforma de Lutero, es un claro síntoma de esta nueva manera de entender al ser humano.
Mientras que en la mentalidad medieval no se observaba una posición común respecto a la dignidad del ser humano, en la mentalidad renacentista se manifiesta una rotunda unanimidad en defensa de la dignidad propia del ser humano. Esta dignidad se debe a su producción intelectual, técnica y artística como reflejo de lo excelso de lo propiamente humano.