Evolución de las Corrientes Científicas y Filosóficas: De la Modernidad a la Actualidad
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Evolución de las Corrientes Científicas desde la Modernidad
El inicio de la modernidad y del capitalismo se vio marcado por eventos trascendentales como la Revolución Francesa, la Revolución Industrial y la Independencia de los Estados Unidos. Este periodo se caracterizó por el despliegue de la razón, dando lugar a dos discursos filosóficos predominantes: el idealismo y el positivismo, que se consideran los orígenes de la ciencia moderna.
Idealismo y Positivismo: Dos Visiones del Mundo
Filosofía Idealista: Esta corriente, que se centra en las ideas, sostiene que la apariencia (lo observable) difiere de la esencia (la mente, la conciencia). Al no poder verificar la mente o la conciencia, el idealismo no logra desprenderse completamente de la metafísica. Sin embargo, se transforma en materialismo con el surgimiento de la ciencia propiamente dicha. Esta última aplica el método interpretativo, partiendo de la teoría para luego contrastarla con la base empírica, y plantea que el inconsciente no es metafísico.
Filosofía Positivista: En contraste, el positivismo se enfoca en los hechos y defiende la razón, estableciendo que la apariencia y la esencia son equivalentes, eliminando así la metafísica. Evoluciona hacia el empirismo, que se basa en la observación y recopilación de hechos para derivar teorías. Ejemplos de corrientes influenciadas por el positivismo son el psicoanálisis y el marxismo.
Crisis de la Objetividad y el Surgimiento del Relativismo
Del empirismo y el materialismo emerge un criterio de verdad objetiva. Ambas corrientes se consideran poseedoras de la verdad absoluta y se critican mutuamente. La ciencia, buscando demostrar su superioridad sobre la religión y la filosofía, afirma la existencia de este criterio de verdad objetiva. No obstante, al evidenciarse fallas en este criterio, se genera una crisis. La refutación de la verdad objetiva cuestiona la objetividad del empirismo y del materialismo, dando lugar a una crisis generalizada. El relativismo, aunque se presenta como una solución, sostiene que cualquier afirmación puede ser considerada ciencia, lo que lleva a una proliferación de teorías y verdades equivalentes al número de personas o culturas.
La Teoría Consensual de la Verdad
La resolución a esta crisis se encuentra en la teoría consensual de la verdad, que propone una verdad intersubjetiva. Este criterio intersubjetivo no es completamente objetivo ni completamente subjetivo, sino que se sitúa en un punto intermedio. Reaparece la objetividad relativa y la relatividad relativa, permitiendo la coexistencia de múltiples teorías para explicar un fenómeno, diferenciándose así las ciencias sociales de las ciencias naturales.
Diferencias entre Ciencia y Filosofía: Un Recorrido por las Corrientes Filosóficas desde la Antigüedad
La filosofía surge después de la invención de la escritura, caracterizándose por ser racional pero, al mismo tiempo, metafísica, ya que cree en conceptos como Dios, la esencia y el alma. Se fundamenta en la discusión y la reflexión. Figuras como Aristóteles, Platón, Séneca y Cicerón son representantes destacados de esta disciplina. El discurso filosófico busca explicar el funcionamiento del mundo a través de la razón. La posibilidad de discutir, cuestionar y reflexionar sobre textos escritos da origen a la democracia, donde las personas deliberan para alcanzar acuerdos y conclusiones democráticas. Tanto la ciencia como la filosofía son críticas y racionales, pero la filosofía incorpora la metafísica, mientras que la ciencia, especialmente la empirista, se enfoca en lo observable.
La Perspectiva de Alan Sokal sobre las Ciencias Sociales
Contrario a la idea de que Alan Sokal consideraba las ciencias sociales como desechables, él sostenía que estas disciplinas eran tan importantes como las ciencias exactas. Sin embargo, Sokal criticaba la falta de rigurosidad y de base empírica en muchas teorías de las ciencias sociales. Argumentaba que estas debían ser rigurosas, empíricas, racionales, demostrables y tener una pretensión de objetividad. Además, criticaba a los autores que desarrollaban teorías prácticamente ilegibles e indemostrables, defendiendo que las ciencias sociales debían ser accesibles y públicas.