Evolución de la Danza: Del Ballet Romántico a la Danza Española

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El Ballet Romántico

El ballet romántico surge a principios del siglo XIX, sustituyendo al ballet de acción del que Noverre fue el gran teórico. El período del ballet romántico duró unos treinta años, de 1815 a 1845-1850. Una nueva era comienza y la danza no se queda al margen: todos los artistas sueñan con un arte revolucionario que aleje los demonios del antiguo régimen, con un nuevo aire, lírico, exótico, mágico, sensual. Un discípulo de Noverre, Charles Diderot, de paso por París en 1815, representó Flore et Zéphire en la Ópera de París. Los bailarines Albert y Geneviève Gosselin flotaban sobre el escenario, estando suspendidos por hilos de acero. Fue un descubrimiento para el público que, por primera vez, contemplaba una danza aérea, etérea.

El ballet romántico abandonó progresivamente los mitos de la Grecia antigua para basarse en la mitología nórdica poblada de elfos, ondinas y trolls. Es el reinado de la bailarina, pálida y etérea, encarnando la nostalgia y la melancolía, vestida con vaporosas muselinas y coronada de flores del campo. El bailarín queda reducido a su cometido de porteur (portador), poniendo de relieve la gracia y la delicadeza de su pareja. El primer gran ballet romántico fue La Sílfide, estrenada en la Ópera de París el 12 de marzo de 1832 por Filippo Taglioni y representada por su hija Marie Taglioni. Es la apoteosis del ballet blanco, que triunfará durante treinta años. Este ballet, el ballet blanco, todavía perdura en nuestros tiempos, por ejemplo, con el ballet de El lago de los cisnes.

La Ópera-Ballet

La ópera-ballet (o ballet à entrées) es un género lírico practicado en Francia en el siglo XVIII, basado en el ballet cortesano. Traspasando la tragedia lírica, de la que provienen sus principios, la ópera-ballet es un puro divertimento. Puede componerse de un prólogo y de varios actos. También puede haber intermedios. Basado en el ballet cortesano, la ópera-ballet se distingue de la tragedia lírica en que reduce al máximo la acción cantada a favor de la danza. Una de las primeras óperas-ballet fue compuesta por André Campra: La Europa galante (1689). El éxito de la misma fue copiado por varios autores, el más conocido de ellos Rameau con Las Indias galantes, que describían las aventuras amorosas en distintos países exóticos (Turquía, Persia, Imperio Inca, América del Norte…) y que constituyeron, a la vez, una de sus obras maestras, con la música más completa en este género. La música es suntuosa. La ópera-ballet mezcla comedia y fantasía, diversos decorados y trajes. También es narrativa y la acción dramática puede, en ocasiones, tomar la forma de verdaderos ballets pantomima.

Los Ballets Rusos

Los Ballets Rusos fue una célebre compañía de ballet creada en 1907 por el empresario ruso Serguéi Diágilev con los mejores integrantes del Ballet Imperial de San Petersburgo, dirigidos por el coreógrafo Marius Petipa. Desde 1909, la compañía comienza sus giras internacionales y en 1911 se independiza de los Ballets Imperiales. Se convierte en una compañía independiente, residente primero en el Théâtre Mogador de París, luego en Montecarlo, París y Londres. Van de gira por las ciudades más importantes del mundo. Causó sensación en Europa Occidental gracias a la gran vitalidad de la escuela rusa y se convirtió en la compañía de ballet más influyente del siglo XX. Su influencia, de una u otra manera, perdura hasta el día de hoy. Para realizar la escenografía (decorados y vestuario), Diágilev trabajó con los mejores artistas de la época como los pintores Pablo Picasso, Henri Matisse, Georges Braque, Giorgio de Chirico, etc. Después de la muerte de Diágilev, la propiedad de la compañía fue reclamada por los acreedores y los bailarines se dispersaron. En los años siguientes, la compañía fue revivida como el Ballet Ruso de Montecarlo, pero la troupe no sobrevivió a su fundador.

La Danza Española

El término danza española puede referirse a varias expresiones de la danza que se suelen considerar particularmente españolas. Hay testimonios del particular cultivo de la danza en España en los autores del mundo clásico y en los de la Edad Media. Los romanos tenían a las bailarinas gaditanas por las más bellas y elegantes del mundo. Fue el Renacimiento el que rehabilitó los bailes populares, dándoles tono y llevándolos muchas veces a los salones elegantes (fandango, charrada, pasacalles y contradanza). Resultó entonces que en el transcurso del tiempo se habían ido perdiendo o confundiendo unos con otros, sin que por eso dejaran de advertirse dos grandes grupos: de un lado, las danzas de ritos guerreros o conmemorativos de grandes batallas (aurresku, paloteo); y de otro, las danzas rituales religiosas más propias de la Edad Media. El concepto de baile español suele identificarse habitualmente con el baile flamenco, aunque propiamente no se identifica de forma estricta con él. Otros bailes populares españoles con la consideración de danza son: jota, danzas vascas, sardana, muñeira, paloteo, isa. Algunos de estos bailes tradicionales son habitualmente considerados como ramas de la danza clásica española, sobre todo el bolero y el fandango.

Complementos de la danza son: la crotalogía, que es el arte de tocar las castañuelas o palillos mientras se baila, y el zapateado. Las danzas regionales incluyen bailes antiguos como el fandango o modernos como las sevillanas. También encontramos otras formas de danza no relacionadas con la tradición folclórica o flamenca como la danza contemporánea y el ballet. El Ballet Nacional de España, fundado por Antonio Gades, está especializado en danza española y baile flamenco. La Compañía Nacional de Danza de España o Ballet Nacional de España, fue fundado por Víctor Ullate. Entre las principales composiciones musicales de danza encontramos:

  • 12 Danzas Españolas, de Enrique Granados.
  • El amor brujo y El sombrero de tres picos, de Manuel de Falla.

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