Evolución demográfica y la situación de la mujer en España: siglos XIX y XX
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Evolución demográfica en España: siglos XIX y XX
1. La transición demográfica
La transición demográfica fue un fenómeno común para todos los países industrializados. Se caracterizó por el descenso de la mortalidad y la natalidad. El resultado fue una fase inicial de intenso crecimiento de la población. La segunda fase, caracterizada por el descenso de los nacimientos, comportó un crecimiento demográfico moderado, iniciando el ciclo demográfico moderno.
La tasa de mortalidad descendió como resultado de la mejora de la alimentación y de las infraestructuras urbanas higiénico-sanitarias, menor incidencia de las enfermedades infecciosas, mejora de los servicios de limpieza y alcantarillado, control de la potabilidad del agua, higiene de los alimentos, etc. La mortalidad infantil también conoció un notable retroceso y la esperanza de vida media al nacer aumentó.
El descenso de la natalidad se inició lentamente como consecuencia de unos mayores niveles de urbanización y de racionalidad en la planificación familiar. Este descenso fue irregular. La población española creció, pero la modernización de la demografía española tuvo un retraso en comparación con los países europeos.
La transición demográfica es la teoría demográfica que describe el período de transformación de una sociedad preindustrial, caracterizada por unas tasas de natalidad y mortalidad altas, a una sociedad industrial, caracterizada por tener ambas tasas bajas.
2. Los movimientos migratorios
La movilidad de la población española fue muy reducida. Se inició una importante emigración a ultramar. La emigración española alcanzó un máximo sin precedentes, que descendió posteriormente debido a la Primera Guerra Mundial. El empleo crecía menos que la población como resultado de la escasez de transformaciones económicas.
La mayoría de emigrantes eran hombres jóvenes que partieron con destino a América Latina. Una vez ralentizada la emigración exterior, se produjo una expansión de las migraciones interiores. Madrid, Barcelona, Bilbao y Sevilla se convirtieron en los polos de atracción de emigrantes.
3. La intensificación de la urbanización
Las migraciones interiores comportaron la intensificación de la urbanización y la pérdida de peso de los núcleos rurales. El período más notable de crecimiento urbano fue entre el final de la Primera Guerra Mundial y el crac de 1929. Las ciudades grandes como Madrid y Barcelona incrementaron notablemente su población.
El proceso de urbanización de la población española resultó bastante más lento que el de otros países de Europa occidental.
La situación de la mujer en España: siglos XIX y XX
Discriminación legal de las mujeres
Durante todo el siglo XIX y buena parte del XX, las mujeres españolas sufrieron importantes desventajas legales. La ley las discriminaba con relación a los hombres. La constitución republicana declaró la igualdad legal entre ambos sexos. Las desventajas eran mucho más llamativas en el caso de las mujeres casadas que en el de las solteras.
Las mujeres solteras tenían algunos derechos similares a los de los hombres, como firmar contratos o establecer negocios. Al contraer matrimonio, la mujer perdía automáticamente la mayoría de sus derechos legales y pasaba a ser un apéndice de su esposo. El Código Civil establecía que las mujeres debían obedecer a sus maridos y castigaba la desobediencia con penas de cárcel entre 5 y 15 años. Además, las mujeres tenían que residir con sus maridos y no podían abandonar el hogar sin su permiso.
Las prescripciones morales y sociales relegaban a la mujer al hogar. Su principal misión en la vida era ser una buena esposa y buena madre. El ideal de las mujeres de clase media y alta era contraer matrimonio con un hombre de bien que la alejase del trabajo remunerado. Sólo en caso de necesidad imperiosa se aceptaba el trabajo de las mujeres fuera del hogar.
El movimiento feminista en España
El movimiento feminista tuvo una trascendencia menor en España que en la mayoría de países desarrollados europeos. Entre las mujeres que iniciaron la defensa de la igualdad femenina, cabe destacar:
- Concepción Arenal
- Dolores Monserdà
- Teresa Claramunt
- María de Echarri
Además, se crea en Madrid la Asociación Nacional de Mujeres Españolas (ANME), formada por mujeres de clase media que contó con dirigentes como María Espinosa, Clara Campoamor y Victoria Kent.