Evolución y Dialectos del Castellano: Orígenes, Características y Expansión

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Dialectos del Castellano

Con el avance de la Reconquista, el reino de Castilla se extiende hacia el sur de la península y va ampliando las zonas de dominio del castellano, que, en muchos casos, se verá influido y modificado por otros factores lingüísticos imperantes en los territorios que se van incorporando. De esta expansión y de estas influencias surgirán variantes dialectales que se desarrollarán en la zona meridional y que se consolidarán después como dialectos del castellano. Estos son cuatro: andaluz, extremeño, murciano y canario.

Andaluz

Es el dialecto con mayor número de hablantes. Aunque el castellano llegó a Andalucía en el siglo XIII, no se consolidó su uso hasta el final de la Reconquista (1492), por lo que recibió más influencias del árabe que el castellano normativo. La gran extensión de territorio en la que se habla este dialecto hace posible que existan grandes diferencias entre unas zonas y otras o que haya territorios con más rasgos dialectales que otros. Las dos áreas principales son las del andaluz occidental y las del andaluz oriental, con rasgos diferentes a causa de la larga reconquista de estas tierras y de la procedencia diversa de los repobladores (castellanos y leoneses en la primera, murcianos y aragoneses en la segunda). Entre los rasgos fonéticos más característicos del dialecto andaluz, destacan el seseo, aspiración de consonantes, la confusión entre r y l o la pérdida de la d intervocálica.

Extremeño

El extremeño tiene rasgos del antiguo dialecto leonés, ya que durante el siglo XIII ocuparon Extremadura caballeros leoneses y castellanos. Además, tiene influencias del andaluz. Entre sus rasgos destacan el yeísmo, la tendencia a la aspiración o pérdida de la s a final de sílaba, la aspiración de la j o la relajación y pérdida de la r a final de palabra. En el plano morfológico son normales los diminutivos en -ino, -ina, como chiquitino o chiquitina.

Murciano

El murciano tiene influencia del aragonés, del valenciano y del andaluz. Sus rasgos coinciden a menudo con los del resto de dialectos meridionales, como la aspiración de la s a final de sílaba o de la j. En zonas rurales se produce una relajación de consonantes intervocálicas. Se produce yeísmo.

Canario

El canario recibe grandes influencias del andaluz, pues los primeros pobladores de las islas, tras su conquista por el reino de Castilla, procedían de Sevilla. También se ve la huella de las hablas de América y la herencia guanche. Algunos de sus rasgos son comunes con el andaluz, como el seseo, el yeísmo o la aspiración de consonantes finales.

El Nacimiento del Castellano

El nacimiento de la lengua castellana se sitúa en un núcleo geográfico que abarca parte de las actuales provincias de Cantabria, La Rioja, el norte de Burgos y el sur de Álava. Las primeras manifestaciones escritas son las llamadas Glosas Emilianenses, de finales del siglo X, breves anotaciones en lengua romance en los márgenes de manuscritos latinos. Su nombre se debe a que fueron escritas en el monasterio de San Millán (Emiliano) de la Cogolla, en La Rioja. Estas glosas sirven de testimonio de que el castellano se hablaba en aquel tiempo.

En el siglo XVIII se funda la RAE (Real Academia Española). Desde el siglo XII encontramos literatura escrita en castellano (Poema de Mio Cid), que refuerza la lengua en el camino de su consolidación, promovida gracias al avance de la Reconquista y a la expansión del reino de Castilla. El primer gran impulso al castellano escrito llegó con el rey Alfonso X el Sabio (siglo XIII), quien la promovió como lengua oficial.

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