La Evolución de la Escultura Clásica Griega y el Realismo Romano

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Policleto y el Canon Clásico

Policleto, activo en la segunda mitad del siglo V a.C., buscó un nuevo canon de belleza fundamentado en la proporción de 7 cabezas. Definió este ideal en su célebre Doríforo, obra cumbre del Alto Clasicismo. La escultura representa a un atleta, posiblemente participante en los juegos olímpicos, en una pose de contraposto que rompe con la rigidez frontal de las estatuas kuroi anteriores. El tratamiento del cuerpo evidencia una profunda atención a la anatomía y a las proporciones armónicas, mientras que el rostro irradia serenidad, ausencia de pathos.

Otra obra destacada de Policleto es el Diadúmeno, que muestra a un atleta atándose una cinta en la cabeza.

Transición al Clasicismo Tardío: El Siglo IV a.C.

El siglo IV a.C. marcó una evolución temática y formal en la escultura griega:

  • Escopas: Su obra Menade captura a una mujer enloquecida durante las bacanales dionisíacas. El movimiento convulso del baile se traduce en una composición serpentinata, característica del estilo del artista.
  • Praxíteles: Recreó una belleza más sensual, acentuando las curvas y dotando a sus esculturas de una blandura y una leve sonrisa que las afeminan. Es un exponente del clasicismo tardío.
  • Lisipo: Estableció un nuevo canon de belleza basado en 8 cabezas, creando figuras más esbeltas y musculosas. Su estilo se aleja del clasicismo más estricto, con figuras a menudo exageradas o en actitudes cotidianas. Su obra más conocida es el Apoxiomeno, un atleta limpiándose con un estrígil tras la carrera, un tema anecdótico y menos heroico. Otras obras suyas incluyen representaciones de Hércules y el Ares Ludovisi.

La Escultura Romana: Realismo y Tradición

La escultura romana se caracteriza por un marcado realismo, objetivo principal de sus artistas. Esta tendencia se nutrió de dos fuentes principales:

  • La escultura helenística, de la cual los romanos realizaron numerosas copias en mármol de obras griegas.
  • La escultura etrusca, que aportó un fuerte realismo en los retratos funerarios.

La practicidad romana impulsó la representación fiel de las personas, buscando la memoria histórica y llegando a lo anecdótico en el relieve histórico. Los materiales predilectos fueron el mármol y el bronce. Las principales manifestaciones plásticas romanas se encuentran en el retrato y los relieves históricos.

El Retrato Romano: Identidad y Memoria

El retrato se erige como una de las realizaciones más personales y distintivas del arte romano. La combinación de la practicidad y las influencias etrusca y helenística hizo del retrato una aportación clave a la historia del arte universal. Los romanos heredaron de los etruscos el culto a los muertos, manifestado en la creación de mascarillas faciales de los difuntos. Estas se trasladaban al mármol, dando lugar a bustos, cabezas o figuras hasta el pectoral, que se exhibían en altares familiares, honrando la memoria de los antepasados (manes).

Evolución del Retrato a lo Largo de la Historia Romana

Si bien el retrato en busto es predominante, también encontramos estatuas de cuerpo entero. Las características de la escultura romana varían a lo largo de su historia, pero podemos señalar aspectos generales:

  • Época Republicana: El retrato no solo buscaba la semejanza física, sino también la expresión psicológica. Se aprecian rasgos duros y una gran intensidad en la expresión. Ejemplos notables incluyen el retrato del Cónsul Bruto, el Arrebatado, Pompeyo, Cicerón, César y el Bruto Barberini.

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