Evolución Histórica del Concepto del Alma: Desde Platón hasta los Atomistas
Clasificado en Filosofía y ética
Escrito el en español con un tamaño de 3,94 KB
Evolución Histórica del Concepto del Alma: El Cuerpo como Prisión
Más adelante, hacia el siglo VI a. C., los defensores del orfismo y el pitagorismo (movimientos ambos de carácter científico y religioso) pasaron a interpretar la psyché como una sustancia o entidad espiritual, el alma, de origen sobrenatural inmortal, que estaba en comunicación intelectual con la divinidad, mientras que el cuerpo era simple materia corruptible. En esta concepción, el alma representará la dimensión positiva de la persona, mientras que el cuerpo contendría la parte negativa. Cuando un alma es expulsada del mundo divino por cometer alguna acción que molesta a los dioses, cae al mundo material y queda encerrada en un cuerpo, del que no se liberará hasta que este muera. Influido por ellos, Platón recogerá la idea anterior de que el alma es de naturaleza espiritual, hallándose unida temporalmente al cuerpo. Una vez sale del mismo, su futuro dependerá de cómo haya vivido en él. Si ha logrado mantenerse pura y no dejarse contaminar por las tendencias negativas del cuerpo, logrará volver con los dioses; si se encuentra muy contaminada, descenderá al Hades y padecerá castigos durante años. En el caso de que no suceda nada de lo anterior, se reencarnará en otro cuerpo, para disponer de una nueva oportunidad para limpiarse.
La Reacción Empirista
Aristóteles se mostrará crítico con la idea de la reencarnación del alma de su maestro Platón. Al interpretar Aristóteles el alma como aquella organización de la materia que hace posible que un cuerpo tenga vida, desechará la teoría de que el alma de una persona pueda existir antes que el cuerpo, o que pueda pasar de un cuerpo a otro. Por ello, atribuirá alma a todos los seres vivos, aunque distinguirá entre el alma vegetativa (que es la que posibilita las funciones de la respiración, nutrición y reproducción) y el alma racional (exclusiva de los hombres).
En virtud de su alma racional, el hombre dispone de pensamiento y lenguaje. El hombre es el animal que habla, el animal que se expresa mediante el lenguaje, a través del cual comparte con los demás sus pensamientos y sentimientos. Esto hace igualmente que podamos caracterizar al ser humano como un animal político, pues se hace humano en sociedad, la polis.
La Concepción Materialista de los Atomistas
A pesar de esta visión dualista del ser humano, que ha predominado y perdurado hasta nuestros días, hubo también en la antigua Grecia concepciones discrepantes como la de los atomistas. Leucipo, Demócrito y Epicuro optaron por una concepción materialista. Para ellos, todo lo que existe, incluidos los cuerpos y las almas, se componen de átomos y vacío. Por tanto, no consideraban que cuerpo y alma fueran de naturaleza esencialmente distinta, sino que ambos eran materia. Los atomistas entendían que una persona es una estructura formada por átomos del cuerpo, átomos del alma, y el vacío (el espacio libre que hay entre los átomos). Como pensaban que los átomos del alma eran los responsables de la vida, y asociaban la vida con el calor (pues los cuerpos al fallecer se enfrían), llegaron a la conclusión de que los átomos del alma debían ser esféricos, como los del fuego pero aún más sutiles y ligeros. Éstos estarían repartidos por todo nuestro ser, si bien se concentrarían en mayor número en las zonas más calientes del cuerpo. Desde este enfoque se rechazaba por completo la posibilidad de existencia del yo después de la muerte del cuerpo. Cuando morimos, la configuración atómica que nos define comienza a desmontarse. Y es que, mientras vivimos, al respirar, comer o beber ganamos átomos. Pero al morir dejamos de ingerir átomos y, como solo los perdemos, la estructura se va destruyendo. Cada átomo seguirá existiendo eternamente, pero nosotros no.