La Evolución Literaria de Miguel Hernández
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En la obra literaria de Miguel Hernández se pueden apreciar varias etapas.
Etapa de Perito en lunas (Neogongorismo y Poesía Pura)
Como homenaje al estilo de Góngora, lleno de metáforas e hipérbatos, escribe en 1932 su libro Perito en lunas. Formado por cuarenta y dos octavas reales, sus poemas son una sucesión de acertijos poéticos que supone uno de los exponentes más originales de la poesía pura, sustentada en lo neogongorino, como manifestación culta, y en la adivinanza, como expresión tradicional. Los poemas describen objetos sencillos de la naturaleza y de la vida cotidiana.
A pesar de ser la luna núcleo y centro de inspiración, existen otros subtemas en esta primera obra: junto a escenas de la vida real, junto al colorido de los frutos y vegetales, y junto a objetos y animales cotidianos, surgirán varios motivos que posteriormente van a acaparar el cosmos poético de Miguel Hernández.
Objetos, Animales y Motivos en Perito en lunas:
- Objetos y animales cotidianos: pozo, veletas, barril, noria, horno, retrete, gallo, oveja.
- Motivos recurrentes: muerte, toro, sexo.
Etapa Neocatólica y Neorromántica (1933-1934)
En el período que abarca los años 1933 y 1934 destaca la cosmovisión de signo neocatólico. Pero en esta fase se superponen, de un lado, la práctica neogongorina anterior, y, de otro, los comienzos de la lírica amorosa.
Después de Perito en lunas, Hernández compuso un nuevo libro de poemas con una estética nueva. Libro lírico y moldeado en el clasicismo, núcleo del futuro poemario El silbo vulnerado, un poemario que se convertiría, después de sucesivas supresiones y aumentos poéticos, y gracias al cambio del registro religioso por el amoroso, en la serie de sonetos Imagen de tu huella.
Etapa de Literatura Comprometida (Guerra Civil)
Durante los años de guerra, Miguel Hernández cree necesario convertir el arte en un arma de combate, ya que lo que procede es el arte de urgencia, la literatura como instrumento útil para mantener la moral del soldado, para adoctrinarlo a propósito de la causa por la que lucha, e incluso para cultivar su sensibilidad estética. A esta poética responden las obras Viento del pueblo y El hombre acecha.
La primera edición de Viento del pueblo salió en Valencia a comienzos de 1937. Recoge composiciones escritas a lo largo de doce meses y publicadas en diversos medios, como revistas, diarios de diferentes ciudades y hojas o periódicos impresos en el frente.