Evolución de la Narrativa y la Poesía en la España del Siglo XIX: del Romanticismo al Realismo

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Realismo y Naturalismo en la Literatura Española del Siglo XIX: Autores y Obras Clave

La Narrativa Realista: Dos Corrientes

La narrativa realista, surgida de los cuadros de costumbres románticos, se divide en dos corrientes: una conservadora y otra progresista.

Tendencia Conservadora

La tendencia conservadora idealiza el pasado y promueve valores morales tradicionales. Entre sus principales exponentes encontramos a:

  • Cecilia Böhl de Faber, conocida como Fernán Caballero, en La gaviota, retrata la vida campesina de manera idealizada y moralizante, resaltando que el pecado lleva a la perdición.
  • Pedro Antonio de Alarcón, que comenzó como romántico, evoluciona hacia el realismo con El sombrero de tres picos.
  • José María de Pereda, con obras como Sotileza y Peñas arriba, describe la vida y costumbres de Cantabria.
  • Juan Valera desarrolla una corriente esteticista, que evita lo desagradable, pero emplea técnicas realistas, como en Pepita Jiménez, donde explora la psicología femenina.

Tendencia Progresista

La tendencia progresista, más innovadora, lleva el realismo a su máxima expresión. Destacan:

  • Benito Pérez Galdós, en sus Episodios Nacionales, ofrece una nueva novela histórica verosímil y documentada, que narra la historia española del siglo XIX desde Trafalgar hasta la Restauración. Su obra se divide en tres etapas:
    • Las novelas de tesis, como Doña Perfecta, que critica el conservadurismo.
    • Las novelas contemporáneas, como Fortunata y Jacinta, que retratan detalladamente el Madrid de la época y todas sus clases sociales.
    • Una etapa final de novelas morales, como Misericordia.
  • Leopoldo Alas Clarín sobresale con sus cuentos, como ¡Adiós, Cordera!, y con La Regenta, la obra más emblemática del realismo español, influenciada por el naturalismo.

El Naturalismo en España

La Regenta de Clarín está influida por el naturalismo, corriente literaria que llegó a España desde Francia en 1870 con Émile Zola. Este movimiento sostiene que el comportamiento humano está condicionado por la herencia y el entorno, como muestra Ana Ozores, cuyo carácter refleja lo heredado de su madre. Emilia Pardo Bazán y Vicente Blasco Ibáñez también cultivaron el naturalismo en obras como Los pazos de Ulloa y Cañas y barro.

La Poesía Posromántica

En la poesía de la época, el posromanticismo, marcado por el intimismo y la sencillez, destaca con Gustavo Adolfo Bécquer (Rimas) y Rosalía de Castro (En las orillas del Sar), que exploran temas de amor, desengaño y pertenencia.

El Teatro en la Época

En teatro, el romanticismo se mantuvo con autores como José Zorrilla (Don Juan Tenorio), aunque surgió un realismo inicial en José Echegaray, Nobel español, con melodramas como El gran galeoto, que profundizan en la psicología de los personajes.

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