Evolución de la Pelvis Humana y el Origen del Parto Difícil
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Transformación de la Pelvis y Parto Prematuro
Cambios Anatómicos y el Dilema Obstétrico
La marcha bípeda indujo cambios fundamentales en la anatomía de los homínidos. Uno de los cambios que tuvo consecuencias determinantes fue la modificación de la pelvis, la cual es sometida a grandes tensiones debido a la posición erguida. En respuesta a estas tensiones, la pelvis humana se ha reducido considerablemente.
El proceso de crecimiento del cerebro y del cráneo en el género Homo no pudo ser acompañado por un ensanchamiento paralelo de la pelvis y del canal del parto. El cráneo humano es cada vez mayor en la especie; sin embargo, el canal que permite el parto es cada vez más estrecho. Como consecuencia, el parto se vuelve progresivamente más difícil.
En otros homínidos —chimpancés, gorilas, etc.— el parto se efectúa fácilmente, a través de un canal ancho y en línea recta. En el linaje humano, el parto está lleno de dificultad: el feto tiene la cabeza más grande y el canal del parto se ha estrechado. Esta tensión resultó en que el cerebro del recién nacido no alcanza su tamaño definitivo dentro del útero, por lo que la maduración cerebral tiene que llevarse a cabo tras el nacimiento. La dependencia de los infantes y el cuidado parental cobran especial importancia para la supervivencia del grupo.
Selección Natural y Cohesión Social
La dependencia de los progenitores y el largo período de crianza van modelando los grupos del género Homo de un modo decisivo. Los grupos adquieren una fuerte cohesión, ya que es necesaria la colaboración de todos para obtener alimento, protegerse y cuidar de las crías simultáneamente.
El dimorfismo sexual se acentúa: macho y hembra se especializan en funciones de cuidado y provisión de alimento. Cuando, de manera paralela, se desarrollan la capacidad técnica, la inteligencia y el lenguaje, la necesidad de organización y transmisión del conocimiento estimula estas nuevas características y las convierte en imprescindibles para la supervivencia del grupo. La necesidad de cohesión incentiva directamente la inteligencia y el aprendizaje.