Evolución del Pensamiento Ético: Un Viaje por las Corrientes Filosóficas
Clasificado en Filosofía y ética
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Historia de las Ideas Éticas: Un Recorrido Filosófico
La Ética en la Antigüedad Clásica
Sócrates y el Intelectualismo Moral (470-399 a.C.)
El intelectualismo moral de Sócrates postula que el mal es ignorancia y la virtud reside en el saber. Solamente el que posee criterio es capaz de obrar bien, mientras que el ignorante que actúa correctamente por casualidad no tiene ningún mérito y en otro momento actuará mal. Es decir, para ser bueno hay que ser consciente, racional, inteligente y sabio. Los malvados cometen un error de perspectiva —toman lo bueno por malo, no son conscientes de sus actos en el fondo—; por ello, los delincuentes no deberían ser castigados, sino reeducados.
Aristóteles: La Felicidad y el Justo Medio (384-322 a.C.)
Aristóteles afirmó que la felicidad consiste en la vida contemplativa o teórica, pues es la que nos diferencia de los animales, y cada ser es feliz realizando lo que le es propio. El sabio buscará el término medio en cada acción y en cada cualidad, el punto de equilibrio entre un extremo vicioso por exceso y otro vicioso por defecto.
La Ética Oriental: El Budismo
Principios de la Ética Budista
Para la ética budista, el mal consiste en el deseo, en el ansia, en el Ego, en la ignorancia de la verdadera realidad. Tales son las Cuatro Nobles Verdades del Buda:
- Todo es dolor.
- La causa del dolor es el ego, el deseo, el apego, la ignorancia.
- Hay un final para el dolor.
- Hay un camino que conduce a la extinción del dolor.
Transiciones Éticas: Helenismo y Cristianismo
Las Escuelas Morales del Helenismo
Las Escuelas Morales del Helenismo —cinismo, estoicismo, epicureísmo, escepticismo y eclecticismo— proponen diversos ideales del sabio, aunque con características de autarquía similares.
El Cristianismo y la Moral Divina
El Cristianismo transformará por completo este panorama: Lo bueno es lo que Dios manda; esto viene expresado en mandamientos o leyes de universal cumplimiento.
La Moral en la Modernidad: Renacimiento e Ilustración
Kant y la Mayoría de Edad del Hombre
En el Renacimiento y aún más durante la Ilustración, se empieza a cuestionar este teocentrismo estricto. Para Kant, la Ilustración es “la salida del hombre de su auto-culpable minoría de edad”. ¡Ten valor de servirte de tu propio entendimiento sin ayuda de tutores que te entontezcan! Es necesario permitir la libertad de pensamiento y de expresión para que el público se ilustre a sí mismo. Gracias a este progresivo aumento de la cultura y de la racionalidad, la sociedad avanzará.
La Ética en la Edad Contemporánea: Los Filósofos de la Sospecha
Marx: La Moral como Ideología
Para Marx, la moral es ideología. Es decir, una justificación para seguir explotando a los explotados. La ideología dominante en cada época es la ideología de la clase dominante. Nos enseñan el bien y el mal para convertirnos en mansas bestias de carga. La moral —igual que la religión— es el opio del pueblo. Lo real es la lucha de clases, el enfrentamiento más o menos abierto entre los esclavos y los amos, los siervos y los señores feudales, los obreros y los capitalistas.
Nietzsche: La Genealogía de la Moral
Nietzsche compara al cristiano y en general al hombre ético con un camello, un ser sometido que ha decidido cargar con todas las obligaciones. Tal moral, contraria a la naturaleza, fue inventada por los judíos para vengarse de los romanos. Mediante una inversión de valores, les convencieron de que eran malvados si seguían los impulsos naturales de la vida, que deberían reprimir. Así, la moral cristiana es una ideología de débiles para camuflar su decadencia, su resentimiento contra todo lo sano, lo fuerte y lo bello.
Freud: Moralidad y Psique Inconsciente
Para Freud, la moral forma parte del Consciente, la punta del iceberg de nuestra vida psíquica. El Inconsciente —que se expresa en sueños, en neurosis y en locura— es amoral; solo obedece al Principio de Placer. Pero las exigencias de la vida en sociedad y de la civilización nos han obligado a sacrificar y refrenar nuestras pasiones que duermen en el alma. Sexo y agresión son nuestras pasiones, los impulsos más fuertes del Ello. El Superyó, con sus 'debes' y 'no-debes' y sus ideales de virtud y de heroísmo, reprime o inhibe el deseo del Ello y su ciclo de necesidades. Lo que provoca frustración y mecanismos de defensa. La moral es el sacrificio de la vida instintiva, del deseo. Conlleva locura —psicosis— y neurosis.