Evolución de la población activa en España y otros países europeos a finales del siglo XIX
La gráfica que pasamos a comentar, trata de un diagrama de barras que representa una comparativa de la población activa, es decir, todas aquellas personas que están en disposición legal de realizar un trabajo remunerado, por sectores económicos entre diferentes países (EEUU, Francia, Alemania, Holanda, Reino Unido y España) a finales del siglo XIX.
Con respecto al sector primario representado en color gris, podemos observar cómo España triplica en población activa al Reino Unido, dobla a Holanda y sube un 15% con respecto a Estados Unidos, Francia y Alemania. En cuanto al sector secundario representado en color blanco, vemos cómo España tiene la mitad de población activa que Estados Unidos, Francia, Alemania y Holanda, y la tercera parte de Reino Unido. En lo que se refiere al sector servicios representado en color negro, las mayores diferencias de España se dan con el Reino Unido y Holanda, mientras que con respecto al resto de países es relativamente menor. Estos datos evidencian el menor desarrollo industrial y económico de España con respecto al resto de países que aparecen en esta gráfica.
Especialmente con el Reino Unido, cuna de la revolución industrial, a la que a partir de 1870 se le irán sumando otros países occidentales, dando paso a la segunda revolución industrial, aunque España llegaría con significativo retraso. Podemos observar a España como un país principalmente agrario, escasamente industrializado y con un sector servicios muy incipiente. El proceso de industrialización en España evolucionó con un ritmo tan lento que el país quedó relegado como potencia industrial a uno de los puestos más bajos de Europa.
España en el siglo XIX inicia un cambio profundo en la estructura política, social, económica y cultural. La revolución liberal-burguesa sustituirá los privilegios del antiguo régimen por un estado liberal-constitucional, una sociedad de clases y un régimen económico capitalista, siendo la sociedad burguesa la gran protagonista. En España, estos cambios irán marcados por las circunstancias políticas del siglo XIX, que se inician con la guerra de la independencia, cuando buena parte de la sociedad toma conciencia de la necesidad de aplicar un plan de reformas.