Evolución de la Poesía Española desde 1939: Exilio, Arraigo, Desarraigo y Renovación

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La Poesía Española a partir de 1939

Tras 1939, Juan Ramón Jiménez, León Felipe y Jorge Guillén se exiliaron. En sus países de acogida, continuaron escribiendo, centrados en el tema de la patria perdida, aunque con el tiempo recuperaron el tema de la vida interior del poeta, como se observa en El contemplado de Pedro Salinas.

Poesía en la España de los Años Cuarenta

En los años cuarenta, dentro de España, se distinguía entre una poesía "arraigada" y "desarraigada".

Poesía Arraigada

La poesía "arraigada" fue escrita por poetas que se sentían próximos al régimen, con un tono y métrica garcilasistas. El soneto fue el tipo de poema más empleado, con temas intimistas, religiosos y familiares. Se difundió a través de las revistas Garcilaso, dirigida por José García Nieto, y Escorial, promovida por la Falange. Leopoldo Panero, Luis Felipe Vivanco, Dionisio Ridruejo y Luis Rosales fueron considerados como la "Generación del 36".

Poesía Desarraigada

Los poetas "desarraigados" expresaban, con un lenguaje directo y desgarrado, un malestar existencial derivado de las circunstancias históricas que vivían. Dos libros iniciaron esta tendencia: Hijos de la ira, de Dámaso Alonso, y Sombra del paraíso, de Vicente Aleixandre. Su tema central es la angustia existencial del yo lírico enfrentado a un Dios que no da respuestas a sus dudas, y su lenguaje es áspero, vehemente, de ritmo entrecortado.

Otras Tendencias

Hubo otras tendencias que tuvieron menos éxito: algunos poetas entre los arraigados y los desarraigados (José María Valverde), otros como Miguel Labordeta mantuvieron la influencia surrealista; el Positivismo fue un movimiento de vanguardia creado por Carlos Edmundo de Ory. Y, por último, el grupo cordobés (Pablo García Baena).

La Poesía Social de los Años Cincuenta

En los años cincuenta se desarrolla la poesía "social": el poeta trata de llegar a la mayoría e intentar llegar al "nosotros". Es la poesía "realista", que se distingue por su lenguaje claro y directo, y prefiere el verso libre. Los temas son la solidaridad con obreros y campesinos, la represión política y la lucha por la libertad, así como la guerra civil y la división entre vencedores y vencidos. A principios de los años sesenta, la poesía social perdió importancia.

Renovación Poética en los Años Sesenta

La promoción de poetas de los sesenta lleva a cabo una renovación de la poesía española en esta década. Entre ellos destacan Jaime Gil de Biedma, José Ángel Valente, Claudio Rodríguez (Don de la ebriedad), Francisco Brines, Carlos Barral y Agustín Goytisolo. La poesía deja de ser "comunicación" para ser "conocimiento". Hablan de la infancia, del amor, la amistad, la mala conciencia burguesa y la reflexión sobre la poesía: metapoesía. Mantienen el tono narrativo y el compromiso moral.

Los Novísimos y la Ruptura con la Tradición

Los poetas de los sesenta van a renovar radicalmente la poesía española. Una antología les sirve de presentación: Nueve novísimos poetas españoles, por José María Castellet, Pere Gimferrer, Guillermo Carnero, Leopoldo María Panero, Luis Alberto de Cuenca y Luis Antonio de Villena. Rechazan la tradición española y rompen con la lógica habitual. Los temas son muy variados, como el amor y el erotismo.

Tendencias Posteriores y Poesía de la Experiencia

A partir de finales de los setenta, se abren diversas tendencias: la vuelta al surrealismo, el neobarroquismo (Antonio Carvajal), el clasicismo (Jaime Siles), el culturalismo veneciano y la poesía del silencio. Al final, con los años 80, la mayoría evoluciona hacia una poesía de la experiencia.

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