Evolución de la Poesía Medieval Española: Romances y Mester de Clerecía
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El Romancero: Tradición Oral y Narrativa
Durante el siglo XV se recopilaron diferentes composiciones de carácter anónimo y oral que habían sido difundidas por los juglares: los romances. La temática de los romances es variada, abarcando tanto aspectos líricos como épicos o históricos.
Características Formales del Romance
Los romances son composiciones formadas por:
- Versos octosílabos.
- Rima asonante en los versos pares y suelta en los impares.
Se caracterizan por tener una alternancia de partes narrativas y dialogadas, y por utilizar figuras de repetición como la anáfora y el paralelismo.
El Mester de Clerecía: Poesía Culta y Clerical
Durante el siglo XIII aparece una nueva escuela poética más culta. Se trata del Mester de Clerecía (‘oficio de clérigos’), una poesía escrita principalmente por religiosos, con una finalidad didáctica y moralizante, y que solía utilizar la cuaderna vía.
Autores Fundamentales del Mester de Clerecía
Los autores más importantes del Mester de Clerecía fueron:
- Gonzalo de Berceo
- Juan Ruiz, Arcipreste de Hita
Juan Ruiz y el Libro de Buen Amor
En el siglo XIV, Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, escribió su única obra, el Libro de Buen Amor. Su temática es muy variada y se aleja de la finalidad claramente moralizante presente en la obra de Gonzalo de Berceo.
El poema está escrito en primera persona y en él el narrador explica sus andanzas amorosas. Este es el único tema constante en toda la composición, sirviendo de hilo conductor que se ve interrumpido constantemente por otros temas y géneros, tales como:
- Crítica social.
- Temas religiosos.
- Cuentos burlescos.
- Lamentaciones pesimistas.
La Poesía del Siglo XV: Jorge Manrique (1440-1479)
De la obra de Jorge Manrique se conservan unas cincuenta composiciones poéticas que, tras su muerte, se publicaron en dos cancioneros. El más importante es la obra Coplas a la muerte de su padre, una composición formada por cuarenta coplas.
Contenido de las Coplas Manriqueñas
En cuanto al contenido, Manrique ofrece en los primeros versos una visión de la muerte propia del momento: la muerte como consuelo. A continuación, evoca a Dios y después critica las cosas mundanas.
Conforme avanza la lectura, la visión de la muerte ya no es tan abstracta como al inicio del poema; ahora el poeta la increpa directamente. En los últimos versos, el autor habla de las muchas virtudes de su padre, don Rodrigo. Finalmente, la muerte se personifica y habla con don Rodrigo, quien la acepta resignado.