Evolución del Trabajo Social y el Pragmatismo Filosófico: Figuras Clave y Teorías Fundamentales
Clasificado en Francés
Escrito el en español con un tamaño de 28,22 KB
Orígenes y Desarrollo del Trabajo Social Moderno
El movimiento de los Boards of State Charities es un movimiento que aparece en la segunda mitad del siglo XIX. Su objetivo fue mejorar el funcionamiento de los establecimientos públicos tales como los hospitales, manicomios, reformatorios, prisiones, orfanatos y los asilos (casas de trabajo para pobres), con fines represivos y de control social bajo una cierta apariencia de educación. Asimismo, el State Board se planteaba mejorar el tipo de asistencia, humanizarla, pero también racionalizarla para actuar al unísono, cooperar y actuar unitariamente. Empezando por el estado de Massachusetts que en 1863 creó el Board of State Charities, encargado de investigar y supervisar todas las instituciones de caridad y correccionales del estado y recomendar cambios para conseguir instituciones más eficientes y mejor gestionadas económicamente. La mayoría de los estados (Ohio, Nueva York, Illinois, Wisconsin, Míchigan, Kansas, Connecticut, etc.) habían asumido los objetivos de este movimiento y creado los organismos necesarios. Aunque los avances que se producían en este movimiento iban a ser oscurecidos por el dinamismo de las agencias privadas que dominaron la escena de la acción social, al menos hasta la depresión de los años 30.
La Charity Organization Society (COS)
La COS en Inglaterra
La situación en Inglaterra era bastante crítica. Se trataba de hacer desaparecer la relativa situación de ventaja que tenía el pobre en medio de la desorganización de la beneficencia. Cuando las diferentes iglesias, con sus respectivas ofertas benéficas, competían entre sí, se establecía una especie de mercado espiritual en la que el pobre sacaba algún beneficio. Este mercado acaba creando un monopolio: la COS. Si una sola organización coordina e interviene, ya no hay posible competencia. De esta manera se podía seleccionar entre los candidatos a recibir ayuda a aquellos que mejor la pudieran aprovechar, pero bajo determinadas condiciones: ayudar a los que un día pudieran ser independientes. Planteaban la necesidad de la incorporación de técnicas gerenciales, las mismas que se aplicaban en las empresas capitalistas, tratando de que su gestión fuese lo más racional y eficiente posible.
Cabe destacar que pesaban determinadas tradiciones e ideologías en la sociedad británica: en primer lugar, el spencerismo, el discurso liberal, contrario a la intervención estatal en estos ámbitos, lo que dejaba un amplio espacio de actuación a la iniciativa privada, a las asociaciones, a las agencias, especializadas en problemas diferentes que todavía perviven, eso sí, como el llamado tercer sector, muy dependiente de las subvenciones de las administraciones públicas. En segundo lugar, con el puritanismo de fondo, una libertad religiosa, ausente en otros lares, que facilitaba la existencia de diferentes confesiones que rivalizaban entre sí utilizando la caridad para captar clientela.
Por otro lado, la COS en Estados Unidos se declara enemiga de proporcionar ayudas directas, optando por una estructura muy basada en el territorio, con una perspectiva muy localista. Era la forma de evitar repeticiones y facilitar la coordinación. Además, amplían sus objetivos como el de introducir novedades metodológicas, nuevas técnicas aprendidas de las ciencias, buscando una mayor eficacia en los procesos de ayuda. La progresiva formalización de las actividades de formación y su posterior incorporación a la universidad abrió el abanico de las influencias ideológicas.
El Movimiento de los Settlement Houses
Los Settlement Houses
Un movimiento imprescindible que desde Londres se extiende hasta Estados Unidos. El mismo tuvo su origen en el Toynbee Hall, fundado por el pastor Barnett, quien fue destinado a un barrio obrero, el arrabal londinense de Whitechapel. Llevando sus ideas a la práctica, en 1884 abrió una casa a la que se fue a vivir con su mujer. Sobre el terreno, compartiendo la vida de sus vecinos, comprendió mejor sus necesidades y sus aspiraciones, les ayudaba a utilizar sus recursos, a cuidar su salud, a remontar las dificultades cotidianas de la existencia. Instauró un lugar al que van a vivir estudiantes universitarios para conocer de primera mano las condiciones de vida de los trabajadores y de los más pobres y tratar de realizar una serie de actividades de ayuda y de promoción social, de educación, de higiene y cuidado de la salud, potenciando las excursiones y el contacto con la naturaleza como mínima compensación a los ambientes contaminados de las fábricas y de los barrios, de promoción y de organización social. Esta perspectiva es la que posibilita que se circunscriba el nacimiento del trabajo social de grupo y de “comunidad” a este movimiento. Sumado a esto, los Settlements van a tener siempre una perspectiva mucho más amplia de los problemas sociales, viviendo en el Settlement House y llegando por tanto a conocer mejor e identificarse con los problemas de los vecinos a través de una experiencia intensiva cara a cara.
Para Friedlander, Toynbee Hall tenía tres objetivos principales:
- La educación y el desarrollo cultural de los pobres.
- Información para los estudiantes y otros residentes de la casa sobre las condiciones en que vivían los pobres y la necesidad urgente de hacer reformas sociales.
- El despertar general del interés popular en los problemas sociales y sanitarios y en la legislación social.
Figuras Clave en el Trabajo Social
Mary Richmond: Pionera del Trabajo Social de Caso
Mary Richmond se concentró en la necesidad de especificar las bases del conocimiento y las técnicas que distinguían a los trabajadores sociales entrenados de los voluntarios bienintencionados y en identificar las habilidades comunes que los trabajadores sociales podían usar en todos los ámbitos de intervención. Richmond sirvió para estructurar la disciplina del trabajo social. Para ayudar a desarrollar y promover el método de trabajo de caso, en 1904 Richmond empezó a redactar un borrador que llegó a ser un clásico: Social Diagnosis. Si bien en la obra de Mary Richmond —Social Diagnosis— no hay teoría, sino una acumulación de principios metodológicos, una sistematización de conocimientos técnicos fruto de su propia experiencia y de décadas de experimentación en las organizaciones de caridad, es uno de los aportes más significativos para el Trabajo Social.
Como referencias toma a George Herbert Mead, a Park y Burgess, William James, J. Dewey. Es ella misma la que, con toda claridad, declara que cuando intenta definir el trabajo social de casos individuales lo hace por el camino de la ciencia social.
M. Richmond remarcó la necesidad de proporcionar un entrenamiento “científico” para intervenir en la realidad social, abandonando las perspectivas moralizadoras para explicar la conducta humana y técnicas paternalistas para intervenir. Su esfuerzo va a ir dirigido a sistematizar una serie de conocimientos científicos, describir una serie de habilidades especializadas, una técnica propia, una metodología propia de profesionales, de los “social workers” que ya tienen poco que ver con los profanos y voluntarios. Con respecto a la inclusión de los estudios en la universidad y la creación de un modelo profesional, optó por la manera de médicos y juristas, ya que pretendían el mismo objetivo: configurar una profesión, definir su terreno de intervención, proveerla de técnicas e instrumentos científicos y conseguir un reconocimiento, un estatus social. Para ello, aprender los esquemas profesionales de los médicos no le pareció mala alternativa y eligió conceptos tales como diagnóstico y tratamiento para ser utilizados por los trabajadores sociales en las intervenciones individualizadas, buscando ese rigor científico, esa sistematización de procedimientos, ese nivel científico que ella quería para la nueva profesión.
Sumado a esto, hablaba del desarrollo del trabajo social en una espiral, es decir, una mezcla de métodos para tratar problemas individuales y familiares por un lado y, por otro, medidas de reforma social.
En cuanto a Jane Addams, líder más conocida del movimiento de los Settlements, carga con una influencia teórica del departamento de sociología de la Universidad de Chicago, ya que su relación fue tan íntima y pudo haber sido la auténtica fundadora de la famosa Escuela de Chicago, y solo los prejuicios de género propios de la época impidieron un reconocimiento que en los últimos años se le empieza a conceder. Tenía un activismo en favor de los inmigrantes, por lo que en 1889 Addams inauguró Hull House, un centro de acogida de inmigrantes localizado en un barrio humilde de Chicago. Cabe destacar que en los Estados Unidos Jacob Riis y, sobre todo, Jane Addams habían realizado estudios tipo encuesta sobre distintos problemas sociales. Recibió el Premio Nobel de la Paz en reconocimiento a su trabajo durante la guerra.
Era una mujer de reflexión y de acción, de ciencia y de intervención. “Conocer para actuar”, “investigar para intervenir” eran las máximas comúnmente aceptadas tanto en las COS como en los Settlement Houses. Lo que interesa a Jane Addams es el cambio social, la mejora de las condiciones de vida de la población, la construcción de una sociedad más igualitaria y justa a través de la educación y del desarrollo de una democracia no solo política sino también en el ámbito económico y social.
Addams lideró todo este movimiento, convirtiendo Hull House en una institución innovadora con prestigio a nivel nacional e internacional. El grupo de personas, fundamentalmente mujeres, que vivían en Hull House desplegaron una gran actividad, escribiendo sobre sus experiencias, haciendo investigación, elaborando estadísticas, describiendo el trabajo en las fábricas, las condiciones higiénicas del barrio, procurando exámenes individualizados de salud, y tratando de conseguir mejoras concretas en el barrio habitado sobre todo por trabajadores emigrantes. Su figura fue cada vez más conocida y reconocida. Era considerada la portavoz de las mujeres y de la clase trabajadora inmigrante.
El Pragmatismo: Conceptos y Críticas
Definiciones y Acepciones del Pragmatismo
No se puede hablar del pragmatismo unívocamente, ya que al utilizar la palabra “pragmático” podemos querer decir diferentes cosas, desde subrayar la importancia de la eficacia, olvidando otras consideraciones, hasta en un contexto más especializado, referirnos a una serie de autores adscritos a una manera concreta de pensar en filosofía.
Con respecto a sus acepciones filosóficas, Campbell recuerda cómo en la cultura norteamericana actual, cuando se habla de “pragmatismo” se puede estar hablando de tres nociones muy diferentes entre sí, pero que aparecen mezcladas en el discurso habitual y filosófico. Estas tres acepciones serían las siguientes:
- En primer lugar, se puede estar hablando del carácter práctico habitual del hombre corriente.
- En segundo lugar, puede referirse al oportunismo carente de escrúpulos.
- En tercer lugar, a las posiciones filosóficas de James, Peirce, Dewey y Mead.
Críticas al Pragmatismo
Ciertos juicios sobre el pragmatismo provienen de la concepción de verdad de James y de las críticas que sobre ella formuló Russell, quien ridiculizó injustamente las concepciones de James sobre la verdad, presentando una caricatura de las ideas de James.
Otra crítica, como las que formulara Guido de Ruggiero: “El pragmatismo nació en América, el país de los negocios, y es, por excelencia, la filosofía del hombre de negocios. El pragmatismo es la conclusión lógica, y la reductio ad absurdum del empirismo. La filosofía se ha desvanecido, y nos encontramos al borde de la comedia, sino del más puro charlatanismo.”
Defensores del Pragmatismo
Los autores que refutan estas críticas son:
- George Mead, recogida por Sánchez de la Yncera: “Se considera al pragmatismo como una formulación pseudofilosófica del más odioso rasgo americano, el culto al éxito; como si supusiera la concesión de un falso pasaporte filosófico para el pretencioso; como si se tratara de la desdeñosa baladronada de un advenedizo inquieto y locuaz en presencia de los poderosos pero reverentes espíritus que adoran en el santuario de las entidades subsistentes y de la verdad intemporal; como si fuera un apaciguador esquirol que ha irrumpido en el pausado taller del espíritu para aclarar los procesos de pensamiento.”
- Para Sánchez de la Yncera, el pragmatismo sería el conjunto de realizaciones intelectuales llevadas a cabo por pensadores americanos que trabajaron en las universidades de Harvard y Chicago.
- Para Morris, el pragmatismo significaría la reinterpretación de los problemas y conceptos filosóficos de acuerdo con los materiales descubiertos y los puntos de vista logrados por las ciencias biológicas, psicológicas y sociales.
- M. Uriz, cita a Thayer para quien el pragmatismo puede ser considerado como el mayor logro del pensamiento filosófico norteamericano, aunque sus raíces estén en la filosofía europea.
- Martindale: el pragmatismo no representa un cuerpo singular y unificado de ideas filosóficas, lo que no le impide reconocer la poderosa influencia que ejerció la ciencia social americana. El pragmatismo fue uno de los muchos intentos de reconciliar algunas de las premisas del idealismo con el método científico y unificar las concepciones espiritualista y biológica del desarrollo humano.
- María Uriz rechaza otras críticas, las relativas a la identificación del pragmatismo con el espíritu americano que sería un espíritu de negocios y de gasto excesivo de dinero, afirmando que los pragmatistas criticaron fuertemente esta especie de comercialismo.
- Gilbert Hottois en su Historia de la Filosofía del Renacimiento a la Posmodernidad, afirma que la pretensión de reducirlo a una simple ideología norteamericana equivale a una injusta condena del mismo. El pragmatismo no se identifica con el materialismo mercantilista y especulador.
La Psicología Social de George Herbert Mead
El Acto Social y sus Fases
Mead conceptualiza el acto social como: “un acto en que la ocasión o estímulo que libera un impulso se encuentra en el carácter o conducta de un individuo vivo que pertenece al ambiente específico del individuo que experimenta un impulso.”
El acto social tiene componentes externos e internos. Una parte del acto es observable y en esto coincide con el conductismo de Watson. En el análisis del acto social es cuando Mead se aproxima más al enfoque del conductismo y se centra en el estímulo y la respuesta. Pero para Mead, no todo es observable, no se puede pasar por alto la experiencia interna del individuo, la fase interior de ese proceso o actividad. Reconoce las partes del acto que no aparecen a la observación externa, y pone el acento sobre el acto del individuo humano en su situación social natural. El acto, pues, es el dato fundamental en la psicología social e individual, cuando se les concibe en forma conductista, y tiene una fase interna y externa. El acto externo que observamos constituye una parte del proceso que ha iniciado en el interior. La conducta objetivamente observable encuentra expresión dentro del individuo, no en el sentido de encontrarse en otro mundo, un mundo subjetivo, sino en el sentido de hallarse dentro de un organismo.
Mead sostiene que quiere acercarse al lenguaje, no desde el punto de vista de las significaciones internas que se expresen, sino desde el contexto más amplio de la cooperación que se lleva a cabo en el grupo mediante signos y los gestos. “Nuestro conductismo es un conductismo social. Intentamos explicar la conducta organizada del grupo social en términos de la conducta de los distintos individuos que pertenecen a él.”
Las Cuatro Fases del Acto Social
Las cuatro fases del acto social son:
- La primera fase es la del impulso: la necesidad de hacer algo como respuesta. El actor responde inmediata e irreflexivamente al impulso, pero es probable que el actor humano se detenga a considerar la respuesta adecuada. En un impulso, que afecta a un individuo, también está involucrado el entorno.
- La segunda fase del acto es la percepción. Las personas perciben a través de los sentidos, pero implica no solo estímulos como las imágenes mentales que crean. No se trata de una respuesta automática, existe un proceso de selección entre todos los estímulos, de elección entre todos los que se perciben. Es el acto de percibir un objeto lo que hace que sea un objeto para la persona; la percepción y el objeto no pueden separarse uno de otro.
- La tercera es la fase de la manipulación. La acción que la persona emprende con respecto al objeto que ha sido percibido. Esta fase supone una pausa durante la cual los humanos estudian elegir una respuesta entre varias. En este proceso de elección cuentan las experiencias pasadas, pero también el futuro, es decir, las consecuencias de su acción.
- Tras esta pausa que supone un proceso en el que se decide sobre posibles alternativas, está la fase de la consumación del acto, que equivale a emprender la acción que satisface el impulso original.
Aportes de Blumer y Conceptos Clave de Mead
Los aportes de Blumer son: “Los factores dados que influyan sobre una organización dada del ser humano producirán un tipo determinado de comportamiento.” La fórmula revela el modo en que la teoría y la investigación consideran la acción humana. A la luz de dicha fórmula, el individuo se convierte en un simple medio o ámbito para el funcionamiento de los factores que producen el comportamiento. Puede decirse que la fórmula tradicional de la acción humana no reconoce que el individuo es un sí mismo.
Mead plantea la inteligencia en el plano humano, la adaptación mutua de los actos de distintos individuos humanos dentro del proceso social humano, adaptación que se lleva a cabo gracias a la comunicación. Por medio de gestos en los planos inferiores de la evolución humana y por símbolos significantes (gestos que poseen significación y, por lo tanto, son algo más que meros estímulos sustitutos) en los niveles superiores de la evolución humana. Con respecto a la significación: surge y reside dentro del campo de la relación entre el gesto de un organismo humano dado y la subsiguiente conducta de dicho organismo, en cuanto es indicada a otro organismo humano por ese gesto. Si el gesto indica efectivamente a otro organismo la conducta subsiguiente (o resultante) del organismo dado, entonces tiene significación. En otras palabras, la relación entre un estímulo determinado como gesto y las fases posteriores del acto social de las que es una de las primeras fases (si no la inicial) constituye el campo dentro del cual se origina y existe significación. Posteriormente, Mead se refiere a la estructura lógica de la significación, que puede ser encontrada en la triple relación entre el gesto, la reacción de adaptación y la resultante del acto social que el gesto inicia; es la base de la significación, porque la existencia de la significación depende del hecho de que la adaptación del segundo organismo se dirija hacia la resultante del acto social dado tal como es iniciada e indicada por el gesto del primer organismo. Así, la base de la significación está objetivamente presente en la conducta social o en la naturaleza en su relación con tal conducta. Por entonces, Mead plantea que los gestos pueden ser significantes si son conscientes y no significantes si son inconscientes. Para que una conversación de gestos sea significante ha de ser humana, porque por debajo de este nivel no hay conciencia, es decir, no hay conciencia de sí, aunque sea consciente en el sentido de involucrar sentimientos o sensaciones.
- Entre todos los gestos significantes, los gestos vocales son particularmente importantes. Solo el gesto vocal está adaptado para esta clase de comunicación, porque es el único al cual uno reacciona o tiende a reaccionar como lo hace otra persona, pero no todos los gestos vocales humanos son significantes. Un gruñido, por ejemplo, no lo es. Lo son los que constituyen el lenguaje. Es el lenguaje el factor más importante que hizo posible el desarrollo de la vida humana en sociedad. Si ha de haber comunicación como tal, el símbolo tiene que significar lo mismo para todos los individuos involucrados. Mead se muestra convencido de que el mecanismo de la comunicación es el principio y base estructural de la emergencia del self (sí mismo) y de la mente y, a la vez, que es la base de la socialidad natural tal como esta aparece en el nivel humano de conducta.
- De acuerdo con M.J. Uriz, es evidente una influencia del pensamiento evolucionista de Darwin. Esta influencia se concreta al considerar al ser humano como un ser vivo que surge dentro de un proceso evolutivo, que se sitúa dentro de un ambiente determinado y que interactúa con todos los aspectos de dicho mundo (físico, social…). Además, se trata de una relación en dos direcciones, porque también el hombre actúa sobre el entorno. En el pensamiento de Mead, defiende esta autora, confluyen factores, no únicamente biológico-evolucionistas, sino también sociales; son factores biológicos y sociales los responsables de la evolución. Mead aporta el factor de interacción social como otro de los responsables de dicha evolución. Cabe aclarar que para Uriz la propuesta de Mead supone una cierta síntesis que termine con las típicas dicotomías entre individuo y sociedad, cuerpo y espíritu. La racionalidad del individuo hay que situarla en el contexto de la racionalidad de la sociedad, de forma que resulte una armonía entre ambos. De esta forma, será la génesis de la propia identidad mediante la interacción social y mediante las acciones que realiza el individuo en el grupo del que forma parte.
Mead se plantea el tema de la mente; lo hace en términos de procesos más que de estructuras o contenidos, lo que justificaría que algunos le denominaran “filósofo de los procesos”. La mente no es algo biológico, o un órgano determinado del cuerpo, sino un proceso a través del cual, mediante significados de percepción y comunicación, los seres humanos seleccionan e interiorizan el significado.
Desde las reflexiones de M.J. Uriz: entre la perspectiva de Mead, existen diversos niveles de conciencia, desde las sensaciones de algunos animales hasta la conciencia simbólica humana. El nivel más bajo de conciencia iría unido a las percepciones. Hay otro tipo de conciencia que es específicamente humana: la que va unida al significado. Esta implica la capacidad del lenguaje y la capacidad de mantener una conversación interna. Describir verbalmente ayudaría a la toma de conciencia respecto al objeto descrito. Pero en Mead podemos encontrar otra acepción de “mind”. Se trata de la inteligencia reflexiva o conciencia reflexiva. Es la forma más alta de conciencia que aparece a través del uso de símbolos significantes. Este tipo de conciencia es, además, la que nos permite unir pasado, presente y futuro dado que aprovechamos las experiencias del pasado, adoptamos una decisión entre varias, teniendo en cuenta sus implicaciones para el futuro.
Asimismo, la mente debe ser entendida como proceso y no como una estructura; es algo funcional. Entonces, es un campo que no se limita al individuo, ni mucho menos está localizado en un cerebro. La significación pertenece a las cosas en sus relaciones con los individuos. No se encuentra en los procesos mentales que están encerrados dentro de los individuos.
Caballero afirma que Mead construyó una teoría funcionalista de la mente bastante parecida a la de Dewey, y se refiere también a las influencias de Wundt respecto al gesto, pero no estaba de acuerdo, dice J.J. Caballero, con la teoría de Wundt sobre el origen de la sociedad, basada en el supuesto de la existencia de mentes individuales. Mead consideraba incompleta dicha teoría dado que no explicaba el origen de dichas mentes. Y la mente y el “sí mismo” son consecuencia de la participación en la vida grupal, emergiendo en el proceso de interacción del niño pequeño con otros seres humanos. Para este autor, en el caso del ser humano, el alto nivel de desarrollo de la mente depende de una condición que representa una síntesis de su naturaleza biológica, psicológica y social.
Mead y el Trabajo Social
Conceptos Clave del Pensamiento de Mead Relevantes para el Trabajo Social
- Acto Social: Si hacemos caso a Ritzer, Mead considera el acto social como la “unidad más primitiva” de su teoría; es el concepto base de donde emergen todos los aspectos del análisis de Mead.
El acto social para Mead es un acto en que la ocasión o estímulo que libera un impulso se encuentra en el carácter o conducta de un individuo vivo que pertenece al ambiente específico del individuo que experimenta un impulso. El acto social tiene componentes externos e internos. Una parte del acto es observable y en esto coincide con el conductismo de Watson. En el análisis del acto social es cuando Mead se aproxima más al enfoque del conductismo y se centra en el estímulo y la respuesta, afirma Ritzer, pero en opinión de Mead no todo es observable, no se puede pasar por alto la experiencia interna del individuo, la fase interior de ese proceso o actividad. Siguiendo el análisis de Ritzer, Mead identificó cuatro fases fundamentales e interrelacionadas del acto social: las cuatro representan un todo orgánico; en otras palabras, están interrelacionadas dialécticamente. La primera fase es la del impulso: la necesidad de hacer algo como respuesta. Por ejemplo, el hambre. El actor responde inmediata e inflexiblemente al impulso, pero es más probable que el actor humano se detenga a considerar la respuesta adecuada. En un impulso como el hambre que afecta a un individuo, está involucrado el entorno; es motivado por la presencia de comida en el entorno o, por el contrario, por su escasez o falta de disponibilidad. La segunda fase es la percepción: las personas perciben a través de los sentidos, pero implica no solo estímulos como las imágenes mentales que crean. No se trata de una respuesta automática, existe un proceso de selección entre todos los que se perciben. Elige uno y desecha otros. Ritzer afirma que una vez más Mead se niega a separar a las personas de los objetos que perciben. Es el acto de percibir un objeto lo que hace que sea un objeto para la persona; la percepción y la persona. La tercera fase es la manipulación: es la acción que la persona emprende con respecto al objeto que ha sido percibido. Esta fase supone una pausa durante la cual los humanos estudian elegir una respuesta entre varias. En este proceso de elección cuentan las experiencias pasadas, pero también el futuro, es decir, las consecuencias de su acción. El acto: Mead define el acto como “acontecimiento unitario en curso”. Sánchez de la Yncera señala que Mead enumera una serie de componentes analíticos y podría parecer que esa enumeración niega el carácter simple atribuido al acto. Según este autor, fueron cuatro etapas las que distinguieron el acto, que coinciden con las de Ritzer: impulso, percepción, manipulación y consumación.
Es necesario distinguir entre acto y acto social. Como señala Ritzer, el acto implica una sola persona, mientras que el acto social implica dos o más personas. El gesto es, para Mead, el mecanismo básico del acto social en particular y del proceso social en general.