Evolución del Teatro Español: De Echegaray a la Generación del 27

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Teatro Español Anterior a 1939

A finales del siglo XIX, las obras más representativas eran las llamadas de “alta comedia” de Echegaray, melodramas que buscaban la emoción del espectador mediante abundantes golpes de efecto.

En el primer tercio del siglo XX, perviven varias tendencias:

  • La comedia burguesa.
  • El sainete de ambiente madrileño, que evoluciona a formas como la tragedia grotesca.
  • El espíritu modernista cultivó un teatro poético que representaba una visión idealizada de la historia.

Los intentos renovadores más serios vinieron de los hombres del 98 (Unamuno, Azorín y Valle-Inclán) y de la Generación del 27, como Federico García Lorca. El panorama teatral de este periodo se puede agrupar en varios apartados:

Teatro Comercial

Comedia Burguesa

Don Jacinto Benavente propuso un teatro sin excesos. Su obra supone una crítica amable de los ideales burgueses, como sucede en su obra “Lo cursi”.

Teatro en Verso

Supone ante todo la presencia en los escenarios del arte verbal modernista. Merecen citarse Francisco Villaespesa con “Doña María de Padilla”, y Eduardo Marquina con “Las hijas del Cid”.

Teatro Cómico

Los ambientes castizos, que habían sido la materia de los cuadros costumbristas del Romanticismo, vuelven ahora a la escena. Los Hermanos Álvarez Quintero presentan en sus obras la imagen de una Andalucía superficial, como en “La reina mora”.

Teatro de Innovación

Valle-Inclán

Su producción es variada e incluye novelas, cuentos… En todos ellos se observa una evolución paralela al cambio ideológico por el que pasa, de un Modernismo elegante a una literatura crítica. Encontramos tres ciclos: el mito (“Divinas palabras”), la farsa y el esperpento con “Luces de bohemia”.

Federico García Lorca

La obra dramática de Lorca se divide en tres bloques:

  • Primeras piezas teatrales: “El maleficio de la mariposa”, obra de influencia modernista, que inaugura el tema de la insatisfacción amorosa.
  • Teatro vanguardista: La técnica surrealista le vale para explorar en los instintos ocultos del hombre, como en “El público”.
  • Etapa de plenitud: Durante los años treinta, escribe obras teatrales que sí alcanzan el éxito comercial, como “Bodas de sangre”.

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