Exploración Fauvista: Retratos y Armonías Cromáticas de Matisse

Clasificado en Plástica y Educación Artística

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Retrato de la Señora Matisse o La Raie Verte

Óleo y témpera sobre lienzo 0,40 x 0,325.

Estilo: Fauvismo. Cronología: 1905 -1906

La obra representa el retrato de la esposa de Matisse, un retrato duro y colorista. La mujer, seria y en posición de posar para el retrato, desvía ligeramente su mirada del frontal del cuadro, ofreciendo un aspecto de tranquilidad y, al mismo tiempo, de tensión.

Destaca en la composición el juego de líneas y de colores que definen el retrato. Las líneas definen bruscamente el límite de las formas de la cara y el vestido, y los colores son planos y saturados. Destaca, sobre todo, la famosa raya verde que da título al cuadro, y que delimita de forma brusca los dos lados de la cara. La modelo quizás pudo estar iluminada por dos fuentes de luz: una natural, que procedería de la zona verde, un exterior o ventana, y otra artificial a la izquierda que iluminaría con tonos cálidos procedentes de una lámpara incandescente o un reflejo cálido. La línea verde sería el espacio de sombra entre ambas fuentes de luz.

La utilización de colores saturados, de pincelada amplia y enérgica, lo convierte en un ejemplo destacado de los presupuestos de la pintura fauvista.


Armonía en Rojo

Autor: Henri Matisse. Título: Armonía en Rojo

Tema: Nos encontramos con un bodegón con figura al que se añade (como es muy típico en el pintor) una ventana abierta que pone en relación exterior e interior. El color es parte esencial del cuadro. Plantea una fuerte contraposición entre los cálidos (rojo y amarillos) y los fríos (azules y verdes). Su tonalidad está muy saturada.

Son colores planos, sin ningún efecto de la luz sobre ellos, creando grandes zonas cromáticas de color puro.

Son, en todo caso, colores irreales o arbitrarios que no guardan ningún tipo de relación con la realidad.

La línea es gruesa, separando de forma nítida las zonas cromáticas. Hay un gusto por la curva y la ondulación (en los motivos ornamentales) casi continua que comunica al cuadro un constante movimiento del que carece la composición.

La perspectiva se realiza a través de los colores (perspectiva cromática), con los cálidos acercando y los fríos alejando (en la ventana). En las zonas en donde predomina un solo color (interior rojo) el espacio desaparece y se vuelve plano, al igual que las figuras (bidimensionales) en las que se omite cualquier tipo de detalle, perfilándose a través de sus rasgos más significativos que se convierten en puras zonas cromáticas.

La tensión visual entre el cian y el rojo, dos colores complementarios, invade todo el cuadro. Primer y último plano comparten color y elementos decorativos. El claroscuro y el modelado han desaparecido. Predominan los colores primarios, rojo, amarillo, azul, aplicados de forma pura, sin matices tonales. Los colores secundarios: violeta, naranja y verde, aparecen en ciertos detalles.


En la obra se combinan arabescos vegetales curvilíneos, que subrayan la sensualidad del rojo, con líneas rectas que sugieren tranquilidad. El dibujo, relegado ante la vitalidad del color, se realza a veces con trazos negros. La pintura se expande, los objetos no aparecen enteros en el cuadro, sino que parece que aspiran a liberarse de la rigidez del marco, convirtiendo la pintura en una explosión cromática de optimismo y vitalidad. El verde del paisaje que se cuela por la ventana contrasta, por la serenidad que sugiere, con la agresividad del rojo que llena la tela. La mujer que dispone la mesa aparece, a su vez, en un estado de sosiego interior, de calma, abstraída en sus pensamientos.

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