Exploración de la Imagen Femenina y la Dualidad en la Poesía de Neruda

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Análisis del poema

La imagen femenina

La imagen de la muchacha permanece vaga, se nombran rasgos generales, sin describir con detalle, podría ser cualquier mujer. Finalmente reconoce que tal vez la quiere aún, pero sigue siendo vago e impreciso, y hace la reflexión más memorable del poema: ese lamento de que sufrimos tanto tiempo por algo que fue tan breve; para quien está olvidando se vuelve eterno.

Sigue volviendo sobre los mismos recuerdos y pensamientos, haciéndonos pensar que incluso después de que termine el poema, continuarán volviendo. Sin embargo, él parece querer poner un final al dolor y al recuerdo; nos da la impresión de que no lo logrará. No somos nosotros los capaces de ponerle un alto al dolor, sino el tiempo.

La amada no aparece como una persona sino como una entidad inasible, gracias al desmembramiento de su imagen (voz, cuerpo, ojos, oídos). Se insiste en los ojos, adjetivados como "grandes", "fijos" e "infinitos", lo que los identifica con el cielo y los astros ("noche inmensa", "cielo infinito", astros infinitamente lejanos, ojos como estrellas, infinito número de estrellas, etc.).

Análisis del Soneto XX

La dualidad de la belleza y la fealdad

Hay dos palabras fundamentales y repetitivas que utiliza para describir a su amada: bella y fea. Estas palabras van más allá de su significado literal. A través de este soneto, vemos a la fealdad con algo de belleza, y a la belleza con algo de fealdad. Neruda, aquí no sólo le recita a su amada, le recita a la vida, en donde la felicidad está entre lo claro y lo oscuro, entre la belleza y la fealdad, y no en los extremos.

En los tres primeros versos, el poeta ejemplifica lo que para él puede ser la fealdad, que va desde una castaña despeinada hasta una mujer de diminutos senos. Asimismo, la belleza es simbolizada con flores, olas y estrellas.

  • En el primer verso de este soneto se muestra al amor maduro, con aceptación, y sin deslumbramiento. Además, expone la convivencia de lo feo con lo bello, en la cual, es el amor sin cara el que predomina.
  • El segundo verso se basa en el triunfo del ser sobre lo superfluo. Es decir, aun cuando alguien no es como quisiéramos que fuera, si el interior es soberano, eso al fin es lo que cuenta.
  • En el tercer verso se describe lo que esta mujer y su cuerpo significan en la vida del poeta, toda esa inmensidad de sentimientos en donde los detalles o simples imperfecciones carecen de valor.

A través del juego de palabras, la fealdad y la belleza dependen del ojo de quien las mira; lo feo tiene algo de bello y lo bello mucho de feo.

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