Exploración de la Lírica Novecentista y la Obra de Juan Ramón Jiménez

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La Lírica Novecentista

La poesía novecentista busca un arte que contenga el sentimiento y que se exprese con un lenguaje depurado. Es una poesía intelectual, preocupada por la forma. Seguidores de esta tendencia son: Juan Ramón Jiménez, José Moreno Villa, Pérez de Ayala... Junto a esta tendencia, se desarrolla una poesía neopopularista interesada por las formas folklóricas y tradicionales (precursora de las obras de Alberti y Lorca) y una poesía cercana a las vanguardias que se muestra en la obra primeriza de Gerardo Diego, Guillermo de la Torre, Juan Larrea, Gómez de la Serna...

Juan Ramón Jiménez (1881-1958)

Al estallar la Guerra Civil se exilia a distintos países de América, recibió el premio Nobel de Literatura en 1956. Renovó el panorama poético de los principios de siglo y se convirtió en maestro de la Generación del 27. El propio poeta dividía su obra en tres etapas:

A. Etapa Sensitiva (hasta 1915)

Poesía deudora del Romanticismo y el simbolismo. Cultiva un modernismo simbolista e intimista: las descripciones del paisaje son reflejo del alma del poeta: los parques otoñales, los jardines al atardecer... sentimientos vagos, tristeza, melancolía... A esta etapa pertenecen: Arias tristes, Elejías puras, La soledad sonora.

B. Etapa Intelectual (hasta 1936)

Realiza una poesía intelectualizada que el poeta define como “desnuda”, sin adornos innecesarios. La poesía se concibe como un medio de acceder al conocimiento de las cosas y de su propio mundo interior, lo que la hace hermética y abstracta, de difícil comprensión... Poesía “a la minoría, siempre”, en palabras de su autor. En Diario de un poeta recién casado se recogen las primeras obras de esta tendencia: prosas poéticas, frases en inglés, verso libre... Junto a esta, son obras de esta etapa: Eternidades, Poesía, Belleza.

C. Etapa Suficiente o Verdadera

Comprende la obra escrita en el exilio de Puerto Rico. Continúa en la búsqueda de la perfección formal, de la plenitud espiritual y estética... Aparece la presencia de un “dios” que se identifica con la naturaleza, la belleza o el propio poeta... Animal de fondo y Dios deseado y deseante son dos de las mejores obras del periodo. Juan Ramón concibió siempre su poesía como un corpus vivo, en constante evolución. Su afán de perfección le lleva a revisar y rescribir constantemente sus libros. En su estilo destaca la musicalidad y el ritmo... Metáforas, imágenes y la sinestesia ocupan un lugar importante en su poesía.

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