Exploración de la Literatura Hispanoamericana y Española del Siglo XX: Del Novecentismo al Post-Boom

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Literatura Hispanoamericana: Poesía y Narrativa del Siglo XX

La Poesía Hispanoamericana Posterior a las Vanguardias

Hacia 1930, la poesía hispanoamericana se distancia de las vanguardias, adoptando un carácter más humano y comprometido con las circunstancias políticas y sociales de la época. Surge una americanización de la vanguardia con la poesía negra o afroantillana, especialmente en el Caribe, liderada por Nicolás Guillén, cuyo Motivos del son (1930) celebra la identidad cultural afrocaribeña.

La poesía posterior a las vanguardias se caracteriza por tres influencias principales: el modernismo, el surrealismo y el compromiso político. Estas tendencias se reflejan en la obra de César Vallejo, con Los heraldos negros (1918) representando el modernismo, Trilce (1922) el surrealismo, y España, aparta de mí este cáliz (1939) el compromiso político con la Guerra Civil Española.

Gabriela Mistral, Nobel en 1945, inicia en el modernismo y aborda temas como el amor, el sufrimiento y las inquietudes sociales en Lagar (1954). Nicanor Parra revoluciona con su “antipoesía” en Chistes para desorientar a la poesía (1960), rompiendo con las formas tradicionales. Alfonsina Storni evoluciona del modernismo a una poesía personal y feminista, mientras Alejandra Pizarnik explora la infancia y la muerte en su obra introspectiva.

Pablo Neruda, Nobel en 1971, encarna la evolución poética hispanoamericana: Veinte poemas de amor y una canción desesperada (1924) muestra influencias modernistas, Residencia en la tierra (1933) profundiza en el surrealismo con un lenguaje sugerente, y Canto general (1950) ofrece una épica de la historia y la identidad de América Latina. Octavio Paz, en Libertad bajo palabra (1949), introduce el surrealismo en Hispanoamérica, combinando influencias modernistas, de la Generación del 27 y un compromiso político, sintetizando la poesía del siglo XX.

La Novela Regionalista del Primer Tercio del Siglo XX

En narrativa, la novela regionalista del primer tercio del siglo XX mezcla realismo costumbrista con el conflicto entre civilización y barbarie, exaltando las culturas americanas y el papel de la naturaleza. Se clasifica en cuatro vertientes:

  • La novela de la Revolución mexicana (1910), con Los de abajo (1915) de Mariano Azuela, que retrata la lucha social contra el régimen de Porfirio Díaz.
  • La novela indigenista, representada por Raza de bronce (1919) de Alcides Arguedas, que denuncia la explotación de los indígenas.
  • La novela gauchesca, con Don Segundo Sombra (1926) de Ricardo Güiraldes, sobre la formación de un joven en un mundo rural en declive.
  • La novela de la tierra, donde la naturaleza predomina, como en Doña Bárbara (1929) de Rómulo Gallegos y La vorágine (1924) de José Eustasio Rivera.

El Boom Latinoamericano: Expansión y Renovación Narrativa

En los años 50 y 60, el Boom Hispanoamericano impulsa la narrativa a nivel mundial con autores como Gabriel García Márquez, Julio Cortázar, Mario Vargas Llosa y Carlos Fuentes, precedidos por precursores como Miguel Ángel Asturias, Juan Rulfo, Jorge Luis Borges y Juan Carlos Onetti. Sus obras abordan temas existenciales como la incomunicación y el desarraigo, usan el realismo mágico e incorporan técnicas experimentales como el desorden cronológico y el monólogo interior.

  • Gabriel García Márquez, Nobel en 1982, crea con Cien años de soledad (1967) el universo de Macondo, metáfora de la historia latinoamericana.
  • Julio Cortázar, en Rayuela (1963) y Bestiario (1951), fusiona lo fantástico con lo cotidiano, invitando al lector a participar activamente.
  • Mario Vargas Llosa, en La ciudad y los perros (1963) y Conversación en La Catedral (1969), critica la sociedad peruana y su realidad política.
  • Carlos Fuentes, en La muerte de Artemio Cruz (1962), reconstruye la historia de México desde la Revolución.
  • Miguel Ángel Asturias, con El señor presidente (1946), inaugura la novela del dictador.
  • Juan Rulfo, en Pedro Páramo (1955), mezcla vivos y muertos para explorar la violencia y el caciquismo.
  • Jorge Luis Borges, en El Aleph (1949), presenta el mundo como un laberinto de lo real e irreal.
  • Juan Carlos Onetti, con El astillero (1961), ambienta su obra en la mítica ciudad de Santa María.

La Narrativa Post-Boom: Diversidad y Nuevas Voces

La narrativa post-Boom muestra gran diversidad: Alfredo Bryce Echenique, con Un mundo para Julius (1970), adopta un tono intimista y cotidiano. Isabel Allende, en La casa de los espíritus (1982), revive el realismo mágico con una saga familiar. Roberto Bolaño parodia la novela policíaca en Los detectives salvajes (1998), mientras Manuel Puig, en El beso de la mujer araña (1976), aborda identidades marginales. Luis Sepúlveda, con El viejo que leía novelas de amor (1989), representa la novela ecologista. Las novelas político-sociales sobre las dictaduras del Cono Sur incluyen Los convidados de piedra (1978) de Jorge Edwards, sobre el golpe de Pinochet, y Primavera con una esquina rota (1986) de Mario Benedetti, centrada en un preso político.

La Generación del 27: Poesía y Teatro en la Edad de Plata

Contexto, Origen y Miembros Destacados

La Generación del 27 surge en los años veinte como un grupo de poetas que, partiendo del arte puro novecentista y el lenguaje rupturista de las vanguardias, combina modernidad y tradición. Su nombre, acuñado por Dámaso Alonso, proviene del homenaje a Góngora en 1927 en el Ateneo de Sevilla. Incluye a:

  • Pedro Salinas
  • Jorge Guillén
  • Dámaso Alonso
  • Gerardo Diego
  • Federico García Lorca
  • Rafael Alberti
  • Vicente Aleixandre
  • Luis Cernuda
  • Emilio Prados
  • Manuel Altolaguirre

Y poetisas como Ernestina de Champourcín y Concha Méndez, parte de “Las sin sombrero”. Activos entre 1920 y 1936, compartían un espíritu liberal, compañerismo (muchos en la Residencia de Estudiantes), colaborando en revistas y actos públicos.

Características Estéticas y Evolución Poética

Estéticamente, respetan la tradición (Garcilaso, Góngora, Bécquer) y lo popular, pero usan formas modernas como el verso libre, influidos por Juan Ramón Jiménez, Ortega y Gasset, y las vanguardias de Gómez de la Serna. Su evolución tiene tres etapas:

  1. Hasta 1929: Con tonos becquerianos, poesía pura y vanguardias (ultraísmo, creacionismo).
  2. De 1929 a 1939: Con rehumanización, poesía impura y compromiso, influida por el surrealismo.
  3. Tras la Guerra Civil: El grupo se disuelve; Lorca es asesinado, muchos se exilian, quedando en España Gerardo Diego, Aleixandre y Dámaso Alonso.

Trayectoria Poética de los Autores Clave

  • Pedro Salinas: Pasa de influencias juanramonianas (Presagios) y vanguardistas (Seguro azar) a su obra amorosa (La voz a ti debida, Razón de amor), y un tono doliente en el exilio (El contemplado).
  • Jorge Guillén: Poeta de la poesía pura, celebra la vida en Aire nuestro (Cántico).
  • Gerardo Diego: Combina vanguardismo (Manual de espumas) y tradición (Versos humanos).
  • Vicente Aleixandre: Nobel 1977, trata amor, naturaleza y muerte (Espadas como labios, Historia del corazón, Poemas de la consumación).
  • Dámaso Alonso: Refleja el dolor en Hijos de la ira.
  • Rafael Alberti: Evoluciona de lo popular (Marinero en tierra) al surrealismo (Sobre los ángeles) y poesía social (El poeta en la calle).
  • Luis Cernuda: Expresa en La realidad y el deseo el conflicto entre anhelos y realidad.
  • Federico García Lorca: Fusiona lo popular y culto, con temas como el destino trágico (Romancero gitano, Poeta en Nueva York, Sonetos del amor oscuro).
  • Miguel Hernández: Puente con la generación del 36, pasa de lo gongorino (Perito en lunas) a lo amoroso (El rayo que no cesa) y comprometido (Viento del pueblo, Nanas de la cebolla).

El Teatro Lorquiano

En teatro, Federico García Lorca crea un teatro poético con conflictos entre individuo y autoridad, fundando “La Barraca” en 1932. Sus obras incluyen farsas (La zapatera prodigiosa), dramas surrealistas (El público), y su trilogía rural (Bodas de sangre, Yerma, La casa de Bernarda Alba), con deseos frustrados, personajes femeninos y una Andalucía trágica.

Legado de la Generación del 27

La Generación del 27, cumbre de la Edad de Plata, renovó la poesía española uniendo tradición y vanguardia, y Lorca destacó en el teatro con un legado de intensidad emocional y crítica social.

El Novecentismo y la Generación del 14: Intelectualismo y Renovación Cultural

Contexto Histórico y Cultural

El Novecentismo, también conocido como Generación del 14, emerge hacia 1914 en un contexto de convulsión política: la Primera Guerra Mundial (1914-1918), la Revolución Rusa (1917), y en España, el fin de la Restauración, la dictadura de Primo de Rivera (1923-1930) y la Segunda República (1931-1939). A pesar de las tensiones, es una etapa de innovación cultural con las vanguardias, que buscan originalidad y deshumanización del arte, rompiendo con lo tradicional.

Características y Principios del Novecentismo

En España, el novecentismo es liderado por una élite intelectual, la Generación del 14, con José Ortega y Gasset como figura central. Influenciados por la Institución Libre de Enseñanza y el regeneracionismo, estos autores abordan los problemas del país con un enfoque objetivo y reformista. Rechazan el realismo, el modernismo y la subjetividad de la Generación del 98, proponiendo un arte puro, elitista, para minorías cultas, con un estilo equilibrado, sereno y cargado de metáforas. Buscan modernizar España mirando hacia Europa, con una actitud cosmopolita. El término “novecentismo” lo acuñó Eugenio D’Ors en 1906, y Azorín en 1914 destacó el carácter metódico y científico de esta generación.

El movimiento se caracteriza por su intelectualismo, elitismo y búsqueda de un arte autosuficiente.

El Ensayo Novecentista

En el ensayo, sobresalen José Ortega y Gasset con obras como La deshumanización del arte, donde analiza el arte de vanguardia; La rebelión de las masas, que defiende el elitismo; y La España invertebrada, sobre la crisis nacional. Otros ensayistas son Eugenio D’Ors (Glosario), Gregorio Marañón (Don Juan), Manuel Azaña (La invención del Quijote), y figuras como Salvador de Madariaga y Ramón Menéndez Pidal.

La Novela Novecentista

La novela novecentista refleja esta intelectualidad con una prosa pulcra y crítica. Ramón Pérez de Ayala evoluciona del realismo (A.M.D.G.) a un simbolismo intelectual en Belarmino y Apolonio y Tigre Juan. Gabriel Miró, maestro de la novela lírica, crea atmósferas intensas en Nuestro padre san Daniel y El obispo leproso, con un estilo descriptivo. Ramón Gómez de la Serna, puente hacia las vanguardias, aporta originalidad con sus “greguerías” (metáforas humorísticas) y novelas como La viuda blanca y negra.

La Poesía Novecentista

En poesía, Juan Ramón Jiménez, Nobel de 1956, es la figura clave. Su obra evoluciona en tres etapas: una sensitiva y modernista (Arias tristes), una intelectual y depurada (Diario de un poeta recién casado, 1916), y una final, más hermética, en el exilio, con temas místicos (Animal de fondo, Dios deseado y deseante).

Conclusión

En conclusión, el novecentismo marcó un punto de inflexión en la literatura española al priorizar un arte intelectual y elitista. Su legado perdura en la modernización cultural y la apertura al cosmopolitismo europeo.

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