Exploración del Post-Boom y el Realismo Mágico en la Literatura Hispanoamericana: El Caso de 'La Casa de los Espíritus'

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Marco de la Narrativa Hispanoamericana

Los rasgos temáticos, narrativos y estilísticos de La casa de los espíritus podemos incluirlos en la corriente literaria denominada el post-boom (generación de 1980), y que es posterior a la generación llamada Realismo mágico (generación de 1960).

Antecedentes

La novela fantástica

Combina elementos de magia, creencias populares y hechos extraordinarios o sobrenaturales con sucesos posibles en la realidad. El mexicano Juan Rulfo (1918 - 1986) anticipa el realismo mágico con Pedro Páramo (1955).

La novela política

Recoge problemas sociales y políticos, denuncia dictaduras y encarcelamientos. El señor presidente (1946), de Miguel Ángel Asturias, premio Nobel de literatura en la que repudia al dictador guatemalteco.

La novela histórica

Pretende desentrañar los enigmas históricos del continente americano para indagar en sus orígenes, en sus señas de identidad. El mejor representante es Manuel Mújica Laínez (1910 - 1984) que en su novela Bomarzo (1962) recrea el Renacimiento italiano.

Novela psicológica y existencial

Profundiza en la intimidad del hombre moderno, sometido a los corrosivos conflictos cotidianos y a la alienación de la sociedad actual. Son novelas urbanas, cuyos protagonistas se preguntan por el sentido de la vida. Los temas de estas novelas son la incomunicación, la angustia y el deseo de aislarse. Ernesto Sábato con El túnel (1940).

El realismo mágico

Gabriel García Márquez con Cien años de soledad (1967) y Juan Rulfo con Pedro Páramo (1955). En ambas obras se crean dos pueblos de ambiente fantasmagórico, Macondo y Comala, en los que se acumulan hechos más allá de lo perceptible sensorial.

El Espacio en 'La Casa de los Espíritus'

En el estudio del espacio vamos a distinguir entre el espacio novelesco, la casa, y el espacio real o exterior -Chile-.

La casa

La casa es el espacio fundamental, la historia transcurre en dos hogares: “la gran casa de la esquina” y “el fundo de Las tres Marías”. La primera es la casa de los espíritus que da título a la novela, es utilizada como símbolo de la nación en la cual deben convivir dos bandos opuestos. La construcción, destrucción y reconstrucción de espacios es un elemento ficcional que ayuda a reforzar la estructura circular de la novela. Hombres y mujeres dejan su sello en la casa: mientras Esteban, que ocupa la parte delantera, la concibe como símbolo de poder, riqueza y gusto de su clase (la biblioteca, el jardín inglés, etc.), Clara la desarticula añadiéndole piezas en la parte de atrás según sus necesidades. Las habitaciones que Clara va anexionando a la casa, y las adaptaciones y usos que de estos espacios hacen Blanca y Alba, redundan en una mayor libertad para ellas y el logro de sus ideales.

El espacio exterior

No hay ninguna alusión al nombre del país, pero aparece unido al tiempo de los acontecimientos. Este espacio cobra un protagonismo importante en la segunda parte de la novela, las convulsiones sociales y políticas de este país pasan a ocupar un lugar central en la materia narrativa. El espacio exterior es símbolo de libertad, de desorden, incluso de barbarie. En el campo las personas son personas, dan rienda suelta a sus pasiones. La casa de la ciudad simboliza un espacio cerrado marcado por normas sociales, orden, tópicos, etc.

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