Exploración de las Teorías Éticas de Hume, Bentham y Kant
Clasificado en Filosofía y ética
Escrito el en español con un tamaño de 3,45 KB
El Emotivismo Moral de David Hume
Hume defendía que el comportamiento moral del ser humano consiste en alcanzar el gozo, el bienestar y la felicidad del mayor número de personas posible. Afirmaba que la moralidad reside en los sentimientos e impulsos de placer o rechazo, no es algo que dependa de la razón, que es a lo que llamamos emotivismo moral: una acción moral es para nosotros buena o mala no porque dependa de la razón, sino que depende del sentimiento positivo o negativo que nos provoca. Para Hume no existen normas morales universales ni absolutas.
Para Hume, no es posible ser felices en solitario, necesitamos la felicidad de todos los seres humanos que nos rodean, pues somos seres sociales. El sentimiento moral se desarrolla de acuerdo con el entorno social: acordamos, a través de las convenciones de nuestro grupo social, que algo sea bueno o malo. A todos los seres humanos nos causa agrado o desagrado el mismo tipo de conductas, en la simpatía (empatía con los demás, sentimiento de cercanía hacia los demás) nos identificamos con los otros individuos de la sociedad y podemos llegar a un acuerdo sobre las normas morales.
El Utilitarismo de Bentham
Jeremy Bentham, filósofo inglés, al igual que Hume afirma que el ser humano actúa siempre movido por la búsqueda de la felicidad del mayor número de personas posible, además lo que nos produce placer y felicidad es bueno y útil. Esto es a lo que llamamos utilitarismo: una acción será tanto más benigna moralmente cuanto más placer genere a la mayor cantidad posible de gente.
El utilitarismo es un sistema ético relativamente fácil de aplicar. En realidad, para saber si una acción es buena solo es preciso calcular las consecuencias buenas o malas que resultarán de una acción específica. Si lo bueno supera a lo malo, entonces la acción es moral.
Bentham también defiende una postura altruista, según la cual no resulta moral preocuparnos únicamente por nosotros mismos, sino que debemos atender también al placer y a la felicidad de nuestros semejantes, es decir, nuestro primer principio moral ha de ser el de intentar conseguir la mayor felicidad posible para el mayor número de personas.
La Ética Kantiana
Frente a las teorías anteriores, que afirmaban que el criterio que guía el comportamiento moral es la búsqueda de la felicidad, del placer o de la utilidad, Kant pretendió superarlas planteando otra ética diferente, diciendo que el significado moral de una conducta no reside en los resultados externos de aquella, sino en la voluntad, en la intención del individuo. No hay que juzgar el resultado de la acción sino la intención con que fue realizada. Para Kant, la buena voluntad no es buena por lo que realiza, por alcanzar un fin que nos hayamos propuesto, es buena por su intencionalidad. Lo importante en la acción moral son las intenciones de una conducta, no las consecuencias de esta. Y la intención es éticamente buena cuando obedece por deber.
Nuestro comportamiento debe basarse en lo que la razón nos dicta que es nuestro deber, y el deber consiste en actuar con buena voluntad (hacer lo que hay que hacer aunque de ello no tengamos ningún beneficio).
Obrar por deber significa hacer lo que uno debe, aunque no tengamos ningún beneficio después y obrar conforme al deber, significa actuar por algún interés, para obtener algún beneficio.