Explorando la Arquitectura y Escultura del Renacimiento Español

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España

La Arquitectura

La primera arquitectura renacentista se ha designado tradicionalmente como plateresco, término acuñado en el siglo XVIII para destacar la semejanza de su decoración escultórica con el trabajo de los orfebres y plateros. Hoy, sin embargo, se prefiere hablar de Protorrenacimiento, un estilo cuyo rasgo característico es el énfasis en lo decorativo con la utilización de motivos inspirados en la Antigüedad, como los grutescos, medallones y balaustres.

Los grutescos son un tipo de decoración formada por seres fantásticos, formas animales, vegetales y humanas complejamente enlazadas, generalmente en composición a candelieri, es decir, a partir de un eje o candelabro central. El núcleo más importante de este Protorrenacimiento (Plateresco) es Salamanca, con obras tan importantes como la fachada de la Universidad.

En el segundo tercio del siglo XVI, la arquitectura tendrá cada vez mayor austeridad decorativa y mayor claridad en las formas arquitectónicas, de acuerdo con pautas más propiamente renacentistas, aunque no con toda la pureza con que se manifiesta en Italia. La principal fuente de inspiración para estos artistas, llamados romanistas o clasicistas, es la obra de Bramante. Destacamos entre ellos a Pedro Machuca, el principal representante del lenguaje clásico italiano en España y de la influencia de Bramante. Su obra más importante es el palacio de Carlos V en Granada.

En la segunda mitad del siglo XVI, nos encontraremos con un edificio excepcional, El Escorial, obra de Juan Bautista de Toledo y Juan de Herrera, que constituye un extraordinario ejemplo de purismo arquitectónico, aunque con rasgos manieristas.

La Escultura

La escultura del Renacimiento español presenta rasgos que la diferencian claramente de la escultura italiana, como el fuerte peso de la religiosidad o el uso de la madera policromada en lugar del mármol, utilizado preferentemente en Italia. En cuanto a los géneros escultóricos, hay que destacar su variedad: retablos, sillerías de coro, imaginería religiosa y escultura funeraria.

Las primeras obras de escultura renacentista en España se deben a escultores italianos como Fancelli o Torrigiano, que se instalan en nuestro país al amparo de la prosperidad económica y de una situación artística favorable. Su influencia y la llegada de obras importadas contribuirán a difundir las formas renacentistas.

Entre los escultores españoles de esta primera etapa, ocupa un lugar destacado Damián Forment, autor del Retablo Mayor de la Basílica del Pilar. Posteriormente, escultores como Alonso Berruguete o Juan de Juni unirán a las formas renacentistas una intensa espiritualidad religiosa.

Alonso Berruguete (1488-1561) se forma con su padre, el pintor Pedro Berruguete, aunque su personalidad artística se forja durante su estancia de más de diez años en Italia. Allí estudia las obras de Ghiberti, Donatello y Miguel Ángel, de gran influencia en su escultura. Tras su vuelta a España, entra al servicio de Carlos V como pintor y criado, aunque su estilo patético y emocional se opone al gusto más sobrio de la corte. Asentado definitivamente en Valladolid, realiza un gran número de encargos de escultura y pintura. Entre sus obras, destacamos la imagen de San Sebastián.

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