Explorando la Ciudad Universitaria: Arquitectura e Historia de un Icono Mexicano

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La Ciudad Universitaria: Un Ícono de la Arquitectura Mexicana

La construcción de la Ciudad Universitaria es un hito fundamental en la historia de la arquitectura mexicana contemporánea, inaugurada en 1952. Para el estado mexicano, esta magna obra significó la reafirmación de su capacidad organizativa, técnica y financiera, y para la arquitectura, la consolidación de las teorías que se habían venido ensayando desde los años treinta.

Desarrollo y Diseño

El desarrollo del proyecto quedó bajo la responsabilidad de Mario Pani y Enrique del Moral, autores del plan maestro y la planta de conjunto. Tanto la tecnología como el diseño y construcción de los recintos quedaron en manos de profesionales mexicanos de varias disciplinas, en su mayoría egresados de la propia UNAM.

Los diseñadores se organizaron en equipos que tuvieron a su cargo la solución particular de los distintos edificios, desempeñándose dentro de un amplio margen de libertad propositiva, sin dejar de atender a postulados generales que impidieran la dispersión formal. Destaca la modalidad impuesta por Le Corbusier: plantas bajas libres, columnas como principio estructural de soporte y ventanas en sentido horizontal cubriendo toda la fachada. Pueden definirse como preeminentes el sentido de horizontalidad, transparencia constante, interrelación espacial del interior con el exterior y uso extensivo de materiales locales, tradicionales y modernos.

Ejemplos de Estilos Arquitectónicos

Dentro de la línea que se apegó con mayor insistencia al funcionalismo, se puede citar la Facultad de Ciencias Químicas (del arq. Enrique Yáñez), la Torre de la ex Facultad de Ciencias (del arq. Raúl Cacho) y el conjunto de Humanidades (del arq. Enrique de la Mora). En ellos prevalece la condición de definir al volumen mediante la presencia de superficies de cristal, a través de las que el espacio se ve modificado por su calidad sin perder continuidad.

La corriente de la integración plástica encuentra a sus mejores representantes en la Biblioteca Central (de Juan O´Gorman) y la Facultad de Medicina (de Roberto Álvarez Espinosa y murales de Francisco Eppens).

Otra tendencia quedó expresada en el Estadio Olímpico (del arq. Augusto Pérez Palacios) y los frontones (del arq. Alberto T. Arai). En el Estadio Olímpico, el propósito fue lograr una adecuación a la topografía del sitio y al carácter formal de los conos volcánicos del valle de México. Arai, destacado teórico, plantea un ensayo de interpretación de la plástica prehispánica mediante el uso de taludes y paramentos de piedra volcánica.

Individualidad Estilística

Los tres casos más sobresalientes de gran individualidad estilística son: la Torre de Rectoría (de Enrique del Moral y Mario Pani y murales de David Alfaro Siqueiros), la Facultad de Arquitectura (de José Villagrán García), y el pabellón de Rayos Cósmicos (de Jorge González Reyna y Félix Candela).

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