Explorando las Corrientes Filosóficas Modernas: Ética, Existencia y Sociedad

Clasificado en Filosofía y ética

Escrito el en español con un tamaño de 5,53 KB

La Ética Kantiana: Razón y Deber

Lo que el sujeto conoce es el producto de su conciencia. Y lo mismo sucede en la moral: el sujeto se da a sí mismo su propia ley. Immanuel Kant toma como punto de partida de su ética el factum (hecho) de la moralidad. Es un hecho indiscutible que el ser humano se siente responsable de sus actos y tiene conciencia de su deber. Pero esta conciencia exige suponer que el hombre es libre.

Para Kant, la moralidad de los actos reside en la voluntad que los impulsa, es decir, en la intención. Él afirma: “la intención es lo que cuenta”. Según la intención, se pueden clasificar los actos en:

  • Actos contrarios al deber: Son intrínsecamente malos.
  • Actos acordes al deber:
    • Mediatos o condicionados: Realizados por un fin ulterior o interés personal.
    • Inmediatos: Motivados por inclinaciones, vínculos emocionales o intereses personales.

    Ambos tipos de actos acordes al deber (mediatos e inmediatos) son moralmente neutros, ya que su carga valorativa proviene de factores externos al deber mismo.

  • Actos por deber: Son aquellos que se realizan por el simple hecho de que deben hacerse, impulsados únicamente por la razón. Estos son los actos moralmente buenos.

Los Imperativos Kantianos

También existen los imperativos (órdenes que la razón nos impone), que pueden ser de dos tipos:

  • Imperativos hipotéticos: Son condicionales, establecen una relación causa-consecuencia y requieren el cumplimiento de una condición para lograr un fin determinado (ej. “Si quieres aprobar, estudia”).
  • Imperativos categóricos: Son incondicionales, mandan de forma absoluta y no están sujetos a ninguna condición externa. Kant se centra en este tipo de imperativos, formulando máximas como:
    1. “Obra solo según una máxima tal que puedas querer al mismo tiempo que se convierta en ley universal.”
    2. “Obra de tal modo que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre a la vez como fin y nunca meramente como medio.”

Del Existencialismo de Kierkegaard al de Sartre

Mientras que para Georg Wilhelm Friedrich Hegel el hombre se integra como un elemento más dentro del desenvolvimiento universal de la razón, para Søren Kierkegaard lo que vale es el hombre concreto, el individuo en cuanto tal, es decir, su subjetividad.

De acuerdo con el grado de autenticidad de la existencia individual, Kierkegaard distingue tres estadios:

  1. Estadio Estético: Búsqueda del placer y la inmediatez.
  2. Estadio Ético: El individuo se adecua a normas generales, lo que implica una pérdida de subjetividad y, por ende, de autenticidad.
  3. Estadio Religioso: El estadio superior, sustentado en la fe, una relación personal y puramente subjetiva con Dios.

Max Stirner, por su parte, pretende reconquistar al hombre concreto y lo encuentra en el “Yo Único” o la voluntad individual. Su actitud consecuente y sincera es el egoísmo integral, así como la negación absoluta de toda instancia o autoridad que pueda someter al individuo.

En el existencialismo de Jean-Paul Sartre, Dios no existe. Dos ingredientes fundamentales se suman en su filosofía: su individualismo radical y su libertarismo, enfatizando la libertad absoluta y la responsabilidad del ser humano.

El Pragmatismo: Verdad y Utilidad

Sus principales exponentes son Charles S. Peirce, William James y John Dewey. El pragmatismo se distingue por su identificación de la verdad con lo útil, es decir, con aquello que ayuda a vivir y convivir de la mejor manera.

En el terreno de la ética, decir que algo es bueno equivale a afirmar que conduce al logro de un fin o que lleva al éxito.

El Psicoanálisis: El Inconsciente y la Personalidad

El psicoanálisis fue fundado por Sigmund Freud. El supuesto básico de esta corriente es la afirmación de que existe una zona de la personalidad de la que el sujeto no tiene conciencia: el inconsciente.

En esta zona se almacenan recuerdos, deseos o impulsos reprimidos que pugnan por salir de ese fondo oscuro, burlando la censura ejercida por la conciencia. Freud distingue tres instancias de la personalidad:

  • El Ello: El conjunto de fuerzas, impulsos o tendencias inconscientes, regido por el principio del placer.
  • El Yo: La parte consciente de la personalidad, que media entre el Ello, el Superyó y la realidad externa, regido por el principio de realidad.
  • El Superyó: El conjunto de normas y prescripciones morales que se imponen de un modo autoritario e inconsciente al sujeto, representando la conciencia moral y los ideales.

El Marxismo: Praxis, Clases y Sociedad

Para el marxismo, el hombre es una unidad indisoluble: un ser espiritual y sensible, natural y humano, teórico y práctico, objetivo y subjetivo. El hombre es praxis, es decir, actividad transformadora.

Busca satisfacer sus necesidades básicas para su subsistencia, transformando la naturaleza y sus recursos. Los agentes principales del cambio social son las clases (burguesía y proletariado).

El marxismo desarrolla una ética orientada al proletariado, buscando la armonía social y oponiéndose al capitalismo, con el objetivo de construir una sociedad sin clases.

Entradas relacionadas: