Explorando la Estrofa, el Poema y la Lírica Tradicional: Un Recorrido Literario

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La Estrofa y el Poema

La estrofa es un verso aislado que no suele tener ningún sentido. Para que lo tenga, tiene que unirse con otros versos e integrarse bien en una estrofa, bien en un poema. En la métrica tradicional (no ocurre lo mismo con los versos libres) es necesario que el número y el tipo de cada verso, así como la distribución de las rimas, tengan una cierta relación, sean fijas y se repitan. Hay diferentes formas estróficas que son las de dos versos (pareado que riman entre sí) y las de tres, cuatro, cinco, seis, ocho y diez versos. En las estrofas de tres versos hay el terceto y la tercilla. En las de cuatro versos hay el cuarteto, el serventesio, la redondilla, y la cuarteta. En las de cinco versos hay el quinteto y la lira. En las de cinco versos hay el quinteto y la lira. En las de seis hay el sextero-lira y el sextillo. En las de ocho hay la octava real y la octavilla.

El poema es la realidad rítmica superior; se distinguen poemas estróficos y no estróficos. Los estróficos son el soneto, el villancico y el zéjel. Los no estróficos son los romances como la endecha, el romancillo y el romancero heroico y también está la silva.

La Lírica Tradicional y los Romances

La lírica tradicional medieval son las jarchas, las cantigas de amigo y los villancicos. Tiene como tema principal la queja amorosa puesta en boca de una mujer. Se emplean los elementos de la naturaleza como referentes simbólicos del amor. Se reflejan los usos amorosos de la época, por ejemplo, las muchachas que son inducidas a entrar en el convento pese a su voluntad o el miedo que tienen a perder la virginidad y quedarse deshonradas.

El romance es un poema de extensión variable compuesto de versos octosílabos en el que riman los pares y quedan sueltos los impares. La rima es generalmente asonante. Se relaciona con el género épico y domina la esencialidad y el carácter fragmentario. Tiene un lenguaje arcaizante, una sintaxis sencilla, la incorporación de los diálogos como formas de dramatización, la presencia de fórmulas fijas como los epítetos épicos, las frecuentes exclamaciones, interrogaciones y referencias al oyente.

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