Explorando la Ética: Desde Aristóteles hasta Kant
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Aristóteles y la ética teológica: Para él, toda acción humana se realiza para alcanzar un fin. Este fin es la felicidad. Todos actuamos para alcanzar una vida plena y feliz. ¿Qué es la felicidad? La felicidad es un fin que depende de nosotros mismos y ha de ser duradera, no momentánea. La felicidad no se identifica con:
- Placer (momentáneo y no definitivo).
- Fama (no depende de nosotros).
- Amasar riquezas.
La felicidad, por tanto, es el conjunto de las condiciones necesarias, pero no suficientes:
- Dinero.
- Placer.
- Entorno social y familiar estable.
- Hay que tener suerte.
Aristóteles también defiende la idea de dirigir nuestra vida desde la razón. Considera que hay dos dimensiones:
- Volitiva: deseos, pasiones.
- Racional: pensamientos, deliberaciones.
En la dimensión volitiva, se trata de aplicar la racionalidad a los deseos e instintos, eligiendo un término medio entre el exceso y el defecto. Esto se consigue con el hábito y la costumbre, dando importancia a la prudencia. Otra virtud es el deseo de sabiduría por sí mismo.
Escuelas Helenísticas
Cinismo
Se caracteriza por rechazar las convenciones sociales y pretende recuperar la vida para el ser humano. Creían que la sociedad supone una negación de la individualidad. El más famoso es Diógenes.
Estoicismo
Para estos filósofos, el objetivo es alcanzar la buena vida, que consiste en vivir en armonía con la naturaleza, pero sin abandonar la vida social y política. La buena vida consiste en alcanzar una tranquilidad anímica, social y política que nos permita vivir sin estrés y con un ritmo de vida claro. La paz, la serenidad, etc., se alcanzan cuando nos preocupamos solo de lo que depende de nosotros y aceptamos socialmente lo que no está en nuestra mano.
Epicureísmo
El fundador de esta corriente de pensamiento es Epicuro. El objetivo es alcanzar la felicidad, identificando felicidad con el placer, entendido como evitar el dolor físico y anímico. Para lograr esto, hay que evitar las situaciones de angustia y desasosiego. Consejos:
- No temer a los dioses (intervienen poco en las personas, por lo que el temor humano hacia ellos no tiene sentido).
- No temer a la muerte (impide al ser humano alcanzar la felicidad).
- No temer al fracaso.
David Hume
Frente a las teorías tradicionales que explican la conducta moral a partir de la conexión razón-virtud (intelectualismo moral), Hume destaca los sentimientos y las emociones. Para la acción, hay una separación entre las acciones y la valoración de si esta es buena o mala. Ante una determinada acción, se genera un sentimiento en nosotros de agrado (acción buena) y rechazo (acción mala). La crítica es individual (relativismo). Frente a esto, hay un modo de pensamiento universal que se fundamenta en la empatía y que compartimos todos: la naturaleza humana.
Kant
Ética deontológica (Platón, Aristóteles): Una acción es buena moralmente si se hace con buena voluntad, consistente en la intención de actuar de la mejor manera posible. Es una moral de intenciones, no una moral basada en la consecuencia de un fin. Para aclarar el concepto de buena voluntad, Kant nos dice que consiste en actuar conforme al deber:
- Acciones contrarias al deber: son malas moralmente hablando porque no hay buena voluntad.
- Acciones conforme al deber: con una finalidad, no es mala, pero tampoco es el verdadero bien moral porque lo hacemos con vistas a lograr un fin.
- Por un puro respeto al deber: del verdadero tiene moral.
Una acción es buena moralmente (buena voluntad) si se actúa por deber, por puro respeto al deber, no contraria al deber y conforme al deber por una consecuencia.
Para determinar cuándo una acción es moral, debemos establecer el imperativo categórico. Es una ley moral sin condiciones, una fórmula vacía de contenido concreto que tenemos que aplicar en cada acción que queremos llevar a cabo. Las dos formulaciones más conocidas son:
- Actúa de tal modo que puedas creer que la máxima de tu acción se torne en ley universal.
- Actúa de tal modo que siempre trates al ser humano, en tu persona y en la de los demás, como un fin y no como un medio (dignidad).