Explorando la Ética: De la Buena Voluntad Kantiana al Utilitarismo
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La Buena Voluntad en la Filosofía Kantiana
Para Kant, la buena voluntad es realmente lo único bueno sin restricción. Características como el talento o los bienes materiales son moralmente ambivalentes. El talento, por ejemplo, se puede emplear para hacer el mal. Lo que garantiza que alguien intente actuar de la mejor forma posible es la buena voluntad.
Tener buena voluntad supone poner todos los medios que estén a disposición de uno para alcanzar un fin determinado.
El Concepto de Deber en Kant
Para Kant, actuar según la buena voluntad o actuar por deber son términos equivalentes. El deber es la necesidad de obrar de una determinada manera por respeto a una norma de conducta.
- Actuar por deber es lo contrario a actuar por intereses. Obrar moralmente, o por deber, implica actuar de forma desinteresada, únicamente porque se considera que es el propio deber, incluso si esta acción pudiera acarrear consecuencias negativas.
- Actuar por deber no es lo mismo que actuar conforme al deber. Actuar por deber significa que el deber es la única motivación de la acción. El fin es cumplir el deber mismo, sin estar movido por inclinaciones o intereses. En las acciones conforme al deber, existe un interés o una motivación externa. Kant considera que las acciones que son meramente conforme al deber no son morales, ya que, si los motivos cambian, se dejará de actuar de esa manera.
Fundamentos del Utilitarismo: Bentham y Mill
El Utilitarismo es una corriente filosófica cuyos representantes fueron Jeremy Bentham y John Stuart Mill en Gran Bretaña, durante los siglos XVIII y XIX. Coincidió con la Revolución Industrial, y estos autores desarrollaron sus teorías adaptándose a este nuevo contexto histórico y social.
Los utilitaristas defienden una concepción ética teleológica, ya que consideran que las acciones solo tienen un sentido por la finalidad a la que tienden; no tienen sentido en sí mismas. Estos pensadores son consecuencialistas: las acciones son buenas en función de sus efectos y consecuencias, y no por sus intenciones. Las intenciones carecen de valor si no van seguidas de las consecuencias deseadas. El objetivo es buscar el bienestar del mayor número de personas. No se limitan a considerar exclusivamente lo que es útil para una sola persona, sino lo que es útil para la mayoría. La finalidad a la que aspira todo ser humano es la felicidad, que para los utilitaristas es equivalente a placer o bienestar.