Explorando la Felicidad: Perspectivas Filosóficas de Aristóteles a la Ética Judeo-Cristiana

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Para Aristóteles: Aristóteles opina que la felicidad (eudaimonia) se debe conseguir por medio de la razón. Considera que todos los seres naturales tienden a cumplir la función que les es propia y están orientados a realizar completamente sus potenciales. El bien es cumplir su función propia, aquello que solo él puede realizar. Para comprender todo lo que está a nuestro alrededor, tanto en lo natural como en lo divino.

Para Aristóteles, el hombre está conformado por dos partes: la que obedece a la razón (el cuerpo, las emociones, etc.) y la razón misma, que es la que rige la vida humana. El hombre es virtuoso porque al desarrollar al máximo sus posibilidades, tiene una vida buena. En parte, Aristóteles destaca a la prudencia como una virtud relevante, ya que es el hábito de elegir el término medio, entre lo bueno y lo malo, conforme a las características personales y a las circunstancias. La buena acción surge de la relación entre lo que el deseo pide y lo que la razón pide.

Epicuro y el Placer como Camino a la Felicidad

Para Epicuro: según Epicuro, la forma de alcanzar la felicidad es a través de una vida placentera. Para Epicuro, el mayor enemigo del placer es el dolor, y su objetivo es evitarlo a toda costa. Gracias a esto, desarrolla un tetrafármaco, que está compuesto por cuatro remedios que te ayudarían a alcanzar la felicidad. Este remedio dice que no hay que temerles a los dioses, que el placer es fácilmente alcanzable y que el dolor es fácilmente evitable, si sabemos elegir los placeres que se desean. Para lograr un estado de equilibrio, y así conseguir la felicidad, hay que evitar el dolor, y buscar el placer. A este método se lo denominó como ataraxia. A partir de pequeñas emociones, deben ser nuestra razón para vivir.

El Estoicismo y la Liberación de las Presiones Externas

Para los estoicos: la forma de conseguir la felicidad es liberarse de las presiones externas que hay en nuestro alrededor, y solo debemos concentrarnos en nuestros asuntos, y no debería afectarnos otros problemas externos. Según los estoicos, la sabiduría verdadera (mejor conocida como “apatheia”) es la ausencia de pasiones ligadas a acontecimientos externos. Los estoicos se basan principalmente en una frase de Sócrates: “no se trata de vivir para saber, sino saber para vivir, pues el conocimiento nos enseñará cómo vivir, para que la vida valga la pena”. A diferencia de Aristóteles, él decía que hay que vivir para saber, pero los estoicos decían que hay que saber para vivir.

La Ética Judeo-Cristiana y la Búsqueda de la Salvación

La ética judeo-cristiana: dice que las personas somos seres imperfectos, y que para ser felices vamos a necesitar que Dios esté ahí, que en paz será nuestra salvación. Las personas cuando viven, están en una etapa o en un periodo de prueba, para que, en la hora de su muerte, sea cuando el alma llega al cielo, en donde seremos realmente felices.

En la ética judeo-cristiana se desarrollan dos conceptos fundamentales:

  • El mal natural: que son las causas que remiten a fenómenos que superan al control humano, ya que proceden de Dios.
  • El mal moral: estos males dependen de la voluntad de los seres humanos, y no medimos las consecuencias.

Y el libre albedrío, que es la condición de las acciones malas y buenas que cometemos. A diferencia de la libertad, el libre albedrío se caracteriza también por las malas acciones, en cambio, la libertad se basa principalmente por las buenas acciones.

Durante esta época, se prohibieron los filósofos y comienza a ganar más poder la iglesia que la política. Dentro de estas religiones se destacó “San Agustín”, que dice que si el hombre obra bien, va a ser libre. Para San Agustín, para buscar la felicidad hay que filosofar sobre qué es lo bueno, qué es lo que en verdad hace feliz a un hombre, y lo que conocemos es lo que vamos a querer, y como conocemos a Dios, es lo único que podemos desear. “Solo quien tiene a Dios es feliz, y lo que desea Dios es el camino a la vida buena”.

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