Explorando la Filosofía Moderna: Racionalismo, Empirismo y la Mente Humana
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Características de la Filosofía Moderna
El racionalismo francés, ejemplificado por Descartes, buscó replicar el método matemático en la filosofía, comenzando con la duda metódica. Para Descartes, el conocimiento se origina en la razón. En contraste, Hume propuso que el conocimiento proviene de las experiencias sensibles, una postura conocida como empirismo. Kant intentó sintetizar ambas perspectivas, argumentando que el conocimiento comienza con los datos sensoriales, que luego la razón elabora, ordena y cohesiona mediante ideas.
El secularismo cuestionó la autoridad de la iglesia, desplazando el enfoque del teocentrismo al antropocentrismo. El desarrollo de la imprenta facilitó la rápida difusión de ideas, contribuyendo al surgimiento del protestantismo. El humanismo se centró en el valor y la dignidad del ser humano, mientras que el empirismo enfatizó la importancia de la experiencia y la observación.
Filosofía de la Mente
La filosofía de la mente explora los procesos mentales, incluyendo:
- Conciencia: La capacidad de darse cuenta de los procesos mentales.
- Qualia: Las cualidades subjetivas y singulares de la experiencia consciente.
- Problema mente-cuerpo:
Este problema se manifiesta en diferentes posturas:
- Dualismo: La mente y el cerebro son entidades distintas.
- Monismo: Solo existe el cerebro, ya que la materia es la única realidad.
- Funcionalismo: Se centra en cómo funciona la mente, análogo al software en relación con el hardware (cerebro). La replicación de la mente en un dispositivo podría ser la clave para la inteligencia artificial.
Las Tres Partes del Alma
- Alma racional: La parte superior del alma humana, inmortal y divina, que permite el conocimiento y la vida virtuosa.
- Alma irascible: La sede de la voluntad y el valor.
- Alma concupiscible: La parte mortal del alma, responsable de las pasiones, placeres y deseos sensibles.
Agustín de Hipona
Agustín de Hipona concibe al ser humano con dos dimensiones: el hombre exterior y el hombre interior, siendo este último el verdadero y auténtico ser.
Tomás de Aquino
Tomás de Aquino ve al hombre como un compuesto de alma y cuerpo. Tras la muerte del cuerpo, el alma persiste debido a su naturaleza inmortal.