Explorando las Formas Vocales del Siglo XIX: Lied, Ópera y Zarzuela
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La Voz al Servicio del Texto Musical en el Siglo XIX
El Lied
El lied es una pequeña composición de carácter intimista basada en un texto poético, habitualmente un poema de algún escritor de la época, como J.W. Goethe. Es interpretado por una voz —masculina o femenina—, con el acompañamiento del piano. Los compositores escriben sus lieder agrupados en colecciones o ciclos. Amor de poeta y Vida de una mujer son los ciclos más conocidos de Robert Schumann.
La Ópera
Desde sus inicios en el Barroco, la ópera evoluciona hasta ocupar un lugar predominante en el siglo XIX, debido a la gran producción literaria, la profesionalización de los compositores y la inquietud por los aspectos culturales y sociales. Podemos constatar esta evolución gracias a los siguientes hechos:
- Manifiesta un carácter más continuo, acercando arias, dúos, etc.
- La obertura pierde importancia y, en muchos casos, queda reducida a un simple preludio.
- Intervienen grandes coros, así como numerosos figurantes y personajes.
- Por influencia de la literatura, se crean ambientes misteriosos y legendarios, según la tradición de cada país.
Los compositores Gioachino Rossini, Vincenzo Bellini y Gaetano Donizetti dan paso a Giuseppe Verdi en Italia, donde la ópera es el género más importante y culmina con la llamada ópera verista. Este tipo de ópera es más realista, sin la idealización romántica, y llega a ser cruel y crítica con la sociedad de su tiempo. En Alemania, Richard Wagner define una nueva concepción del drama musical: la música se desarrolla continuamente mediante motivos que se asocian a una melodía o a un instrumento. Wagner amplía la orquesta sinfónica con nuevos instrumentos, como la llamada tuba wagneriana, para poder interpretar las óperas Parsifal o La Valquiria. En Francia, Georges Bizet compone la ópera Carmen, una de las obras más famosas del género.
La Zarzuela
En España, el repertorio operístico que se representa es preferentemente italiano. A finales del siglo XIX, triunfa el llamado género chico de la zarzuela, obras breves que reflejan los rasgos más característicos de la sociedad. Su breve extensión (una hora) permite que se representen dos obras en una misma tarde y reduce los costes para el empresario teatral. Algunos compositores, como Ruperto Chapí (La revoltosa), Tomás Bretón (La verbena de la paloma) o Federico Chueca (Agua, azucarillos y aguardiente), gozan de gran popularidad.