Explorando la Generación del 98 y el Novecentismo: Baroja, Azorín, Unamuno y Más
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La Generación del 98 y el Novecentismo: Un Panorama Literario
Pío Baroja: El Tono Agrio y la Crítica Social
Pío Baroja, se caracteriza por un tono agrio y pesimista constante. El tema principal de su obra es la protesta contra la sociedad aburguesada, hipócrita e injusta. El escepticismo hacia lo religioso y la ética se refleja en personajes tristes y desesperanzados como Andrés Hurtado de El árbol de la ciencia. Sin embargo, también escribió novelas con predominio de la acción como Zalacaín el aventurero. En su estilo, predominan los párrafos cortos y un léxico sencillo, sobre todo en los diálogos.
Azorín: El Escritor del Detalle y la Preocupación por el Tiempo
Azorín es el escritor del detalle. Desarrolla una técnica descriptiva sencilla y pulcra. La preocupación por el tiempo que pasa se percibe en una prosa triste y fluida que intenta apresar lo sustancial de las cosas. Destacan obras como La voluntad, Antonio Azorín, Don Juan, Doña Inés.
El Novecentismo o Generación del 14: Ortega y Gasset, Pérez de Ayala, Miró y Gómez de la Serna
Por último, Ortega y Gasset, Ramón Pérez de Ayala, Gabriel Miró y Ramón Gómez de la Serna pertenecen al grupo del Novecentismo o Generación del 14. Todos comparten con el 98 la inquietud por el problema de España y el deseo de europeización, aunque rechazan la visión dramática y subjetiva de sus predecesores y abogan por una literatura más intelectual y objetiva. Buscarán la belleza y la pureza del arte, así como un lenguaje eficaz y pulcro, lleno de recursos expresivos para conseguir un estilo riguroso. De la Generación del 14 destacan por su prosa precisa y su actitud crítica Pérez de Ayala (Los trabajos de Urbano y Simona) y Gabriel Miró, en cuyas novelas Las cerezas del cementerio, Nuestro padre San Daniel y El obispo leproso, predomina un intenso lirismo que contrasta con el ambiente opresivo en medio de la intolerancia religiosa y la represión social.
La Narrativa hasta 1939: Innovación y Subjetivismo
En la novela del primer tercio del siglo XX destaca la producción de los novelistas de la Generación del 98. Estos protestarán contra las costumbres decadentes de la sociedad española y proponen una reforma total. Además, defienden el subjetivismo frente a la fiel reproducción de la realidad de los autores realistas del XIX. Los temas predominantes son:
- El tema de España: El paisaje castellano, la historia del hombre anónimo y de la vida cotidiana, que Unamuno llamó intrahistoria, y la literatura, con la admiración por autores medievales como Berceo y Manrique; clásicos como Góngora y Cervantes; y otros como Larra.
- El tema existencial: La preocupación por el sentido de la vida, la caducidad de lo terrenal, el deseo de inmortalidad, la incredulidad religiosa.
Rechazarán la expresión retórica y defienden la claridad, la sencillez y la precisión léxica. Destacan:
Valle-Inclán: Del Modernismo al Esperpento
Valle-Inclán: Su obra, inicialmente modernista en las Sonatas (prosa tendente al esteticismo y la sensualidad, con temas como el amor y la muerte), evoluciona hacia el esperpento. Mediante esta técnica denunciará la realidad española deformándola y caricaturizándola en obras como Ruedo Ibérico.
Miguel de Unamuno: Filosofía, Existencia y Nivolas
Miguel de Unamuno: Su producción está llena de contenido filosófico y refleja su preocupación por España y por la existencia, la muerte, la relación entre Dios y los hombres, la razón y la fe. Estos temas aparecen en sus nivolas (así llamadas sus novelas carentes de un argumento tradicional), Niebla y San Manuel Bueno, mártir. Esta última gira en torno a la obsesión unamuniana: la inmortalidad y la fe como alternativa entre una verdad trágica o el amor al prójimo, así como el problema de la salvación.