Explorando el Ser, la Libertad y la Lógica en la Filosofía Clásica y Kantiana
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La Pregunta por el Ser en la Tradición Metafísica
En la tradición metafísica, «ser» es la palabra utilizada para designar la existencia en sentido fundamental, de la que dependen los «seres» como conjunto de sus manifestaciones o expresiones concretas.
Así lo consideraba Aristóteles, para quien «el ser se dice de muchas maneras», o sea, puede predicarse de muchas cosas, aunque solo uno es su significado esencial. Justo de esta diferencia entre la unidad del ser y la multiplicidad de sus apariencias o concreciones se ocupaba la metafísica clásica como ciencia del ser en cuanto ser.
Se postula, pues, una ciencia del ser en sí en cuanto algo más fundamental que las meras apariencias fenoménicas de las cosas concretas que se muestran a nuestros sentidos.
La Libertad en el Ámbito Moral: La Perspectiva Kantiana
Frente a este problema, Kant aporta una solución significativa. Él entiende que mientras que el ámbito de la naturaleza está regido por un completo determinismo que discurre con una necesidad inalterable, la libertad tiene su lugar propio en el dominio de lo moral.
La libertad es la característica principal del espíritu, de modo que el principio de libre actuación y de libre decisión pertenece estructuralmente a la existencia humana. El hecho de la transformación histórica del mundo demuestra que no todos los fenómenos están rigurosamente predeterminados por leyes físicas inexorables, sino que es posible el despliegue de nuevas posibilidades de organización en virtud de la acción humana.
Lógica y Metafísica: Las Aportaciones de Aristóteles
Entre las aportaciones más significativas de la obra de Aristóteles hay que destacar la organización y la articulación que lleva a cabo de las ciencias, a las que precede la lógica, que constituye el principal instrumento del conocimiento científico.
Lógica es, pues, el nombre con el que Aristóteles designa el estudio de las formas de la deducción correcta. Esta definición aparece ya en su obra Analíticos primeros, pero no es la única posible, pues, incluso para Aristóteles, existe también una lógica de la inducción.
Por otra parte, se ha de tener en cuenta que, en rigor, la lógica, para Aristóteles, no se ocupa solo del modo de razonar correctamente, sino, de una manera más concreta, de las expresiones de esos razonamientos en un lenguaje. Solo sobre proposiciones o enunciados es posible realizar el trabajo de análisis del que pueden obtenerse reglas explícitas y precisas de uso, que es la tarea de la lógica.
En otras palabras, la lógica aristotélica está íntimamente ligada a los principios metafísicos, supuestos por el conjunto de las disciplinas filosóficas. Por tanto, la lógica debe comprenderse en conexión con la metafísica como teoría de la sustancia y como fundamento general de las ciencias.