Explorando la Música y la Rebeldía Educativa en 'Los Coristas' y 'La Sociedad de los Poetas Muertos'

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'Los Coristas': Un Canto a la Música y la Humanidad en la Educación

La película 'Los Coristas' narra la historia de un profesor apasionado por la música que llega a un reformatorio de menores. Allí, descubre y cultiva el talento musical de sus alumnos, ofreciéndoles una vía de escape y una forma de expresión en un entorno marcado por la disciplina y la represión.

La película critica la educación tradicional, caracterizada por la violencia y la falta de empatía. Contrasta esta visión con el enfoque humanista del profesor, quien, a través de la música, busca inspirar y transformar a sus estudiantes.

En mi opinión, la película genera indignación por la crueldad del director, pero también admiración por la pedagogía constructivista del profesor, un ejemplo de cómo la educación puede empoderar a los jóvenes.

'La Sociedad de los Poetas Muertos': Rebeldía y Autodescubrimiento en la Academia Welton

La película se desarrolla en la Academia Welton, una prestigiosa escuela privada donde la tradición, el honor, la disciplina y la grandeza son los pilares fundamentales. La llegada de John Keating, un nuevo profesor de literatura, desafía estos principios.

Keating, a diferencia del resto del profesorado, utiliza métodos de enseñanza innovadores y dinámicos, animando a sus alumnos a pensar por sí mismos y a perseguir sus pasiones. Sus clases no son bien recibidas por el director y otros profesores, quienes consideran que su enfoque es demasiado liberal.

Un grupo de alumnos descubre que Keating fue miembro de 'El Club de los Poetas Muertos', una sociedad secreta donde se celebraba la poesía y la libertad de pensamiento. Inspirados por su profesor, los alumnos deciden revivir el club.

Keating les enseña a luchar por sus sueños. Neil, uno de sus alumnos, se enfrenta a su padre, quien se opone a su vocación de actor. Desesperado, Neil se suicida. La tragedia desencadena una investigación que lleva al despido de Keating.

En la escena final, cuando Keating se marcha de la escuela, sus alumnos, como muestra de apoyo y gratitud, se suben a sus pupitres y exclaman: "¡Oh, capitán, mi capitán!", demostrando que no lo habían traicionado y que valoraban sus enseñanzas.

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