Explorando el Pensamiento de Kant: Epistemología y Moral

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La Filosofía de Kant: Un Sistema Integral

La tarea filosófica de Immanuel Kant se centra en responder a las siguientes preguntas fundamentales: ¿Qué puedo conocer? ¿Qué debo hacer? ¿Qué me cabe esperar? Todas estas interrogantes se engloban en una pregunta aún más esencial: ¿Qué es el hombre?

El criticismo kantiano busca, por lo tanto, comprendernos a nosotros mismos y entender nuestra propia naturaleza. Otro de los aspectos cruciales del sistema kantiano es el giro copernicano. Tanto la epistemología como la ética de Kant están influenciadas por este giro, en el cual el sujeto es quien impone al objeto las condiciones tanto de conocimiento como de acción. El ser humano se convierte en el centro de la filosofía, capaz de ordenar el conocimiento teórico y práctico.

¿Qué puedo conocer? La Crítica de la Razón Pura

Kant aborda la pregunta ¿Qué puedo conocer? en su obra Crítica de la Razón Pura. En la Estética Trascendental, estudia la sensibilidad, la facultad pasiva mediante la cual recibimos datos externos a través de la experiencia. Estos datos son posibles gracias a condiciones a priori, conocidas como intuiciones puras de la sensibilidad, que permiten la formación de fenómenos en la experiencia sensible.

Posteriormente, el entendimiento, la facultad activa, interviene en el proceso del conocimiento organizando los datos de los sentidos a través de las categorías, presentes en la mente antes de la experiencia. Debe existir una relación entre sensibilidad y entendimiento para fundamentar el conocimiento. Las intuiciones sin conceptos, sin el entendimiento, no permitirían ordenar el caos proveniente de la experiencia, y sin experiencia no se podría fundamentar el conocimiento.

El conocimiento se inicia en la experiencia, pero no procede únicamente de ella. De esta manera, Kant logra superar la división entre empirismo y racionalismo.

En la Dialéctica Trascendental, Kant analiza la facultad de la razón, que nos permite preguntarnos por los primeros principios. La razón busca conocer las ideas más generales: alma, Dios y mundo. Estas ideas de la metafísica no pueden ser objeto de conocimiento, ya que no proceden de la experiencia, intentando ir más allá de ella.

Se intenta conocer no el fenómeno, sino el noúmeno. Podemos preguntarnos por él y pensarlo, pero no podemos comprenderlo ni hacer ciencia de él.

¿Qué debo hacer? La Crítica de la Razón Práctica

La segunda cuestión, ¿Qué debo hacer?, se aborda en la Crítica de la Razón Práctica. Kant señala que dos cosas llenan su ánimo de creciente admiración: el cielo estrellado sobre él y la ley moral en su interior. Además de la física basada a priori en las categorías, existe una ciencia práctica que permite la fundamentación de una ética a partir del giro copernicano propuesto por el autor. Para Kant, como señala al principio de su Metafísica de las Costumbres, solo una cosa es buena en sí misma: la buena voluntad. Las éticas anteriores, llamadas materiales, se han centrado en contenidos o normas concretas que dan lugar a una ley moral que busca la felicidad, estableciendo principios heterónomos y formulando imperativos hipotéticos.

Kant propone una ética formal, que carece de contenidos específicos, pero busca establecer una norma moral racional y universal. No puede ser heterónoma, sino autónoma, ya que el sujeto no obedece a nada externo, solo se sirve de su propia razón y actúa por deber, no por inclinación. El sujeto debe pensar por sí mismo, de forma autónoma, frente a los agentes externos que lo mantienen en su auto culpable minoría de edad. De este modo, obrar por deber es hacerlo conforme a una buena voluntad. Hay tres maneras distintas de actuar: en contra del deber, conforme al deber y por deber. Pero, ¿cómo sabemos que nuestra acción es desinteresada? A través de un imperativo categórico, que es universal y a priori. El imperativo consta de tres formulaciones:

  1. Obra como si la máxima de tu acción debiera convertirse en una ley universal.
  2. Obra de tal modo que uses a la humanidad, tanto en tu propia persona como en la de cualquier otro, siempre como un fin y nunca solamente como un medio.
  3. Obra como si por medio de tus máximas fueras un miembro legislador en un reino de los fines.

Kant afirma tres postulados que derivan de la razón en su uso práctico, pero que no están demostrados, convirtiéndose en una fe o creencia racional. Estos son: la libertad, la inmortalidad del alma y la existencia de Dios.

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