Explorando la Pintura Barroca Española: Ribalta, Ribera, Zurbarán, Murillo y Coello
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Escuela Valenciana
Las características más acusadas de Ribalta son el tenebrismo, la sobriedad del gesto de los personajes y la representación de los valores táctiles. Obras destacadas: La Santa Cena. La composición se establece en una mesa circular.
José de Ribera es uno de los grandes artistas de la pintura barroca española. Se formó en Valencia, pero de joven marchó a Italia y se empapó de las influencias del tenebrismo de Caravaggio. Ribera sintió predilección por pintar cuadros que mostraban las gentes sencillas de la época. Ribera destacó por su impecable y realista tratamiento de la piel y de las arrugas. Obras destacadas: San Jerónimo penitente, San Andrés, Santísima Trinidad.
Escuela Andaluza
Zurbarán es el llamado "pintor de frailes", porque recurrió mucho a las representaciones de frailes y de temas religiosos. También realizó bodegones. Casi toda la obra de Zurbarán es tenebrista. En ella no importa la perspectiva y se aprecia una falta de habilidad en la composición. Zurbarán emplea una pincelada fina que hace acusar visualmente el volumen y el peso. Sus principales obras son la Serie de la Sacristía del Monasterio de Guadalupe y Misa del Padre Cabañuelas.
Murillo se centró también en la temática prácticamente religiosa. A diferencia de Leal, Murillo representa la cara dulce de la Contrarreforma. Fue muy popular y querido. Sus clientes fueron las órdenes religiosas y algunos párrocos. Se produce una evolución en su trayectoria como pintor, ya que al principio se adhiere al tenebrismo y pinta escenas de cámara, cuyos protagonistas son los niños. Sin embargo, en sus últimos años su pintura se hace más colorista. Obras destacadas: El Niño Jesús del cordero, El Buen Pastor, La Anunciación.
Escuela Madrileña
Quizás la mejor obra de Claudio Coello es Adoración de la Sagrada Forma. El cuadro representa una Misa en un templo mostrado con gran profundidad. En ella aparece el propio monarca. Otra gran obra de Claudio Coello es El Triunfo de San Agustín.
Juan Carreño, por su parte, pintó, entre otras muchas obras, el Retrato de Carlos II y el Retrato de la Reina Doña Mariana de Austria.