Explorando la Poesía de Antonio Machado: Estilo y Visiones en Campos de Castilla
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La Visión Poética de Antonio Machado en Campos de Castilla
La obra de Antonio Machado, especialmente Campos de Castilla, se caracteriza por una vista desde su peculiar sensibilidad. Así, recoge, sobre todo, lo que va en dos direcciones:
- De una parte, lo pobre, lo adusto, lo austero (“yermos”, “páramos”, “pegujales”, etc.).
- De otra, lo recio, lo duro, lo fuerte (“alcores”, “roquedas”, “arnés de guerra”, “yelmo”, etc.).
En suma, lo ascético y lo épico. Es, en palabras suyas, la “Soria, mística y guerrera”.
Visiones Clave en la Poesía de Machado
Dentro de esta sensibilidad, podemos identificar distintas aproximaciones:
- Llamamos visión lírica a una emocionada captación de la belleza o la majestad del paisaje castellano, fruto de aquel “amor a la Naturaleza” o de esa fusión de paisaje y alma.
- Y esa tristeza, esa melancolía nos lleva a lo que hemos llamado visión crítica, que nace además de aquella “preocupación patriótica” de que hablaba.
Principales Rasgos Formales en la Obra Campos de Castilla
Antonio Machado somete desde sus inicios poéticos su estilo a un proceso de depuración en busca de la esencialidad, hecho que explica que, partiendo del Modernismo esteticista, llegue a una poesía sencilla, breve y concisa. Son numerosas las declaraciones del autor que afirman su gusto por la sencillez, la naturalidad, la expresión directa y no alambicada; declaraciones donde se observa una clara voluntad antirretórica.
El Léxico Machadiano
Machado tiene, evidentemente, un vocabulario predilecto. Puede agruparse en torno a algunos temas, algunos sentimientos, algunas percepciones. Además de los símbolos examinados en el apartado anterior (el agua, el mar, el camino, los árboles…), toda la obra poética de Machado está marcada por el empleo de un vocabulario que evoca el tiempo que pasa, el ritmo de los meses y de las estaciones, la caducidad de las cosas. En este sentido, hay que señalar un vocabulario referido a lo que él mismo llamaba “signos del tiempo”.
En oposición a estos “signos del tiempo”, el poeta utiliza un vocabulario abstracto para referirse a lo que define como “revelaciones del ser en la conciencia humana”, relacionados con los universales del sentimiento: sueño, mágico, alma, ilusión, encanto, armonía, etc.
Procedimientos Estilísticos Recurrentes
- La repetición de palabras o expresiones que produce un efecto de insistencia, de obsesión o de encantamiento: “Campo, campo, campo”; “esta tierra de olivares y olivares”. O sirve para imitar un movimiento: “Se vio a la lechuza / volar y volar”. O trata de reflejar una emoción tan fuerte que resulta indecible: “¡Oh, fría, fría, fría, fría, fría!”.
- El uso de símbolos, que se convertirán en el universo imaginario de Machado: el agua, la fuente, el camino, el mar, etc.
- Dos aspectos manifiestan su deseo de comunión íntima con lo que le rodea: primero, se observa en la frecuente humanización de las cosas, de los objetos, de los paisajes: “el agua clara que reía”; “cárdenos nublados congojosos”; “Hierve y ríe el mar”. En segundo lugar, en el empleo de la exclamación, uno de los rasgos más peculiares de este poeta que no abandonará jamás, puesto que le permite traducir su emoción ante los objetos, los seres humanos o los acontecimientos: “¡Hermosa tierra de España!”; “¡Oh, flor de fuego!”; “¡Tierras de la luna!”. Con este gusto persistente por la exclamación, se puede relacionar también el uso frecuentísimo de la interrogación, que da a sus versos un tono personal.
- Otros: la sinestesia; la aliteración; la posición adjetival; la antítesis; metáforas (guerreras); enumeraciones y diálogo con el paisaje o las cosas.
La Métrica en la Poesía de Machado
La métrica merece también una atención especial en la caracterización del lenguaje poético de Machado: variedad extraordinaria de metros y estrofas y, al mismo tiempo, naturalidad y espontaneidad; armonía intensa de los poemas, acentuada a veces por rimas internas; armonías vocálicas; mezcla, muy sorprendente, de tradición y modernidad, de ecos clásicos y populares. En Antonio Machado se cumple la vieja aspiración poética de la difícil sencillez.
- En cuanto a los metros: Los versos preferidos en Campos de Castilla son los clásicos de la tradición española: el octosílabo, de tradición popular, y el endecasílabo, de tradición culta. En numerosas ocasiones, el endecasílabo aparece combinado con el heptasílabo.
- En cuanto a las estrofas: Encontramos gran variedad.