Explorando la Realidad: Visiones Metafísicas de Demócrito, Aristóteles y Platón
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Demócrito: El Monismo Materialista y la Teoría Atómica
Para Demócrito, la realidad es un compuesto material hecho de átomos, y no existe ninguna fuerza espiritual. Por eso, el ser humano es puramente materia. Habla de un monismo materialista. Estos átomos son indivisibles, eternos, infinitos e inmutables y se diferencian por su orden, figura y posición. Este es el arjé de Demócrito (los átomos); si no están, hay vacío.
Los átomos del alma son sutiles (livianos), esféricos (rápidos) y activos (se mueven), parecidos a los del fuego, y se distribuyen por todo el cuerpo siguiendo dos funciones:
- La racional: exige mayor concentración de átomos del alma, representando el logos, la trascendencia, lo que nos distingue de otros seres y que Demócrito localiza en el corazón.
- La no racional: con los átomos del alma más dispersos por todo el cuerpo, representando los sentidos y la motricidad.
Aristóteles: La Sustancia y el Hilemorfismo
Aristóteles sostenía que la realidad estaba constituida por sustancias individuales. La materia y la forma, hyle y morfé respectivamente, por eso planteaba un hilemorfismo.
La materia sirve como el sustrato de la forma (por ejemplo, la madera es el sustrato del mueble). La materia solo puede transformarse y actualizarse si recibe aquello de parte de una forma. La materia es solo sustancia impropia.
La forma actualiza y realiza la materia. Constituye la esencia de cada cosa. La materia es aquello de lo cual algo está hecho, su contenido, lo cual no tiene por qué ser algo físico (puede ser el contenido de un libro); y la forma es aquello que hace que algo sea lo que es, su esencia o cualidades específicas; no es la forma o figura externa de algo.
La forma de la gallina es aletear, cacarear, poner huevos, es decir, lo que hace que sea una gallina; pero si la gallina muere, su forma deja de existir, porque queda solo la materia. En conclusión, el ser, en su significado más fuerte, es la sustancia, que se compone de estos dos factores: el impropio (materia) y el propio (forma).
Platón: El Dualismo y los Dos Mundos
Platón considera que existen dos mundos:
- El Mundo de las Ideas (Mundo Inteligible)
- El Mundo Sensible
El Mundo de las Ideas
El Mundo de las Ideas significa el verdadero ser; es el arjé de Platón, ya que es el fundamento del Mundo Sensible. Es el mundo de la esencia o de las formas que nunca perecen y son eternas, perfectas, originales, universales. Comprendiendo la idea de una esfera, uno puede imaginarse cosas que tengan que ver con esa forma, como por ejemplo una pelota; pero en primer lugar, uno no podría imaginarse esto si no hubiera tenido en mente el concepto (por eso dice que es el fundamento del Mundo Sensible). Existe un modelo perfecto para cada cosa y se perciben mediante el conocimiento auténtico llamado episteme (ciencia).
El Mundo Sensible
El Mundo Sensible significa una apariencia de la realidad, una copia del Mundo de las Ideas donde las cosas son imperfectas, múltiples y no duran en el tiempo. Como se mencionó antes, en el Mundo de las Ideas hay un modelo perfecto para cada cosa. Por lo tanto, lo que percibimos con nuestros sentidos son copias del concepto real que se encuentra en el otro mundo. En vez de haber episteme, hay doxa (opinión), un conocimiento mutable que no es confiable porque se acerca a las ideas de manera imperfecta.
El Alma y los Caminos de la Existencia
El ser humano debe ser capaz de acceder por igual a ambos mundos; por eso está constituido por un elemento material que le permite sentir y uno espiritual que le permite entender. El elemento espiritual, el alma, está en el mundo eterno de la verdadera realidad, pero cae en un cuerpo que para ella es un tipo de cárcel. En este caso, se presentan dos caminos:
- Si uno se educa y busca el camino de las virtudes, su alma retorna al Mundo de las Ideas.
- Pero si vive confundido, sin educación y sin episteme, el alma se ve condenada a seguir reencarnando en otros cuerpos.
Como se puede observar, la episteme es un conocimiento de reminiscencia, porque el alma debe recordarla cuando estuvo en un primer momento en el Mundo de las Ideas para poder salvarse.