Explorando el Teatro Comercial y de Renovación en España: Autores y Tendencias Clave
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Tendencias y Autores del Teatro Comercial
Alta Comedia
La alta comedia realiza una crítica suave de los conflictos morales de la burguesía. Presenta ambientes lujosos con un lenguaje cuidado. Su máximo representante fue Jacinto Benavente (1866-1954), nobel de literatura en 1922. Destaca por el dominio de los recursos escénicos y los diálogos que rompen la grandilocuencia del drama decimonónico. Su trayectoria comenzó con El nido ajeno en 1894, obra audaz sobre la situación de discriminación en la que se encontraba la mujer. A esta obra siguieron Gente conocida (1896), La noche del sábado (1903) y Rosas de otoño (1905), algunas de ellas comedias de salón. Su obra más famosa es Los intereses creados (1907). Escribió un drama de ambiente rural, La mal querida (1913), que aborda el tema del incesto. Jacinto modernizó y dignificó el drama burgués eliminando los excesos posrománticos característicos de autores como Echegaray.
Teatro Poético
Escrito en verso, mezcla el drama histórico romántico con un lenguaje modernista superficial y sensorial. Recupera leyendas y personajes nobles del pasado histórico nacional. Los escritores destacados son:
- F. Villaespesa con Doña María de Padilla en 1913.
- Eduardo Marquina con Las hijas del Cid en 1908 y Teresa de Jesús en 1932.
- Manuel y Antonio Machado, quienes en sus obras profundizan en la psicología de los personajes, destacando Juan de Mañara (1927) y La Lola se va a los puertos (1930).
Teatro Cómico
Representa costumbres y tipos populares que hacían las delicias del público, abordando temas superficiales con una trama fácil que se resuelve favorablemente. Destacan:
- Carlos Arniches, que escribe sainetes y zarzuelas de tema madrileño. Destacan El santo de la Isidra, El puñao de rosas y Los milagros del jornal en 1934. Sobresale por la tragedia grotesca La señorita Trevélez en 1916.
- Serafín y Joaquín Álvarez Quintero, que centran sus obras en un costumbrismo andaluz gracioso y espontáneo, como en El patio y El genio alegre (1906).
- Pedro Muñoz Seca, creador del astracán, género cómico de humor basado en el chiste fácil y en la presencia de situaciones descabelladas. La venganza de Don Mendo (1918) es su obra más destacada.
El Teatro Renovador
Durante el primer tercio del siglo XX en España, el drama decimonónico convive con los intentos renovadores de algunos autores que escriben obras rupturistas. La mayoría no se estrenaron por no conectar con la sensibilidad del público.
El Teatro en la Generación del 27
Los autores del 27 adoptaron una actitud combativa, intentando crear un nuevo público mediante el acercamiento del teatro al pueblo. La Barraca, de Lorca y Ugarte, las misiones pedagógicas republicanas y el Teatro del Pueblo, de Casona, son grupos experimentales de la época, cuyos montajes y giras pretendieron una educación teatral del público distinta de la habitual. Autores principales son:
Rafael Alberti
Tras El hombre deshabitado (1930), vinculó su teatro a las directrices de una literatura comprometida. Esto le lleva a concebir el escenario como forma de lucha para la concienciación y divulgación de ideales, como en Noche de guerra en el Museo del Prado (1956) o El adefesio (1944). Domina el sentido poético con una fuerte carga simbólica; en La gallarda (1945) aparecen simbolizados el amor viril y los celos.
Alejandro Casona (1903-1965)
Comienza su dramaturgia en 1934 con La sirena varada. Otra vez el diablo y Nuestra Natacha le lanzan a la fama en 1936. En el exilio escribió obras famosas que se estrenaron fuera de España. Las más conocidas son La dama del alba (1944), La barca sin pescador (1945) y Los árboles mueren de pie (1949). En ellas hay una mezcla de realidad y fantasía con personajes poco individualizados y un lenguaje afectado.
Max Aub (1903-1972)
Autor de una singular y valiosa producción teatral que comienza antes de la guerra con una serie de obras vanguardistas y antirrealistas como Crimen (1923) y Espejo de avaricia (1927 y 1935). Comienza en el exilio una etapa de madurez centrada en los horrores de las guerras, en las que alcanza un lenguaje dramático eficaz y original. San Juan (1943), su mejor drama, refleja la deriva de un barco cargado de emigrantes judíos huidos del nazismo.