Explorando las Teorías Lúdico-Festivas: Juego, Cultura y Deporte

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Teorías Lúdico-Festivas: Una Exploración Profunda

Las teorías lúdico-festivas son aquellas que relacionan el juego y la cultura, y por ende, el deporte.

Orígenes y Evolución

Se reconoce a Schiller como uno de los primeros defensores del juego, haciendo referencia a la Edad Media, época en la que tenían lugar un gran número de fiestas y manifestaciones.

Según J. Molmann, el juego ha constituido un problema debido a la industrialización. A medida que se van introduciendo los valores propios de la Edad Media, se va produciendo un descenso de esos juegos y fiestas. Este descenso hace que se vaya perdiendo ese sentido lúdico, lo que va dando lugar al deporte.

En el S.XIX se produce un movimiento importante: el romanticismo, el cual exalta las posibilidades liberadoras del juego. Las manifestaciones artísticas y festivas empiezan a reaparecer, ya que estaban en profunda crisis durante la modernidad.

Perspectivas Clave

Cox describe al ser humano como *homo festivus*, pues ve la dimensión lúdica y festiva del ser humano. También plantea que la relación de cultura y juego, en su decadencia, ha supuesto un debilitamiento de la capacidad de nuestra civilización para la fantasía y la fiesta. Asimismo, indica cómo la propia actividad física ha ido cambiando a lo largo de la historia, influyendo en el ámbito cultural, lo que ha ido modificando el sentido y significación de los juegos hasta nuestros días.

Huizinga es el autor de mayor trascendencia. Analiza el juego como un elemento generador de cultura, por lo que esta última nace de forma lúdica. Utiliza el concepto 'deporte medieval' para hablar de torneos, los cuales tenían evidentes componentes dramáticos y eróticos. La seducción del autor romántico no se experimenta solo en la vida, sino también en los juegos y espectáculos, como se refleja en su obra *El otoño en la Edad Media*. El deporte no es una práctica en sí, sino también un generador de cultura.

En su clásico libro *Homo Ludens*, concluye que todas las manifestaciones culturales tienen su base en el juego. Su tesis central es que la cultura nace de forma lúdica. El juego revela su presencia no solo en formas competitivas como la guerra, sino en las altas manifestaciones de la vida humana: ritos, cultura, saber, justicia y poesía.

En el S.XIX analiza las diferentes etapas evolutivas del juego:

  1. Irrumpe en el principio utilitario, como consecuencia de la industrialización y el maquinismo, primando los intereses económicos capitalistas a la labor del juego.
  2. Toma auge el deporte.
  3. El deporte ya no es un juego porque ha ido perdiendo su dimensión dramática y fantástica, alejándose de la esfera lúdica, para introducirse en la etapa de lo profesional.

La Visión de Roger Caillois

Roger Caillois parte de la teoría de Huizinga de que el juego es un medio primordial de la cultura humana. En un artículo publicado en 1947, Caillois criticaba la excesiva atención otorgada por Huizinga a las estructuras externas del juego, con olvido de las actitudes íntimas que confieren al comportamiento humano una significación más precisa. Para Caillois, lo lúdico y lo sagrado no son situaciones asimétricas; una cosa es la liturgia simbólica ritual, y otra distinta, la actitud personal de cada uno de los participantes en el ceremonial, que no puede entenderse a la vista exclusiva del componente lúdico.

Discrepa de la definición dada por Huizinga sobre el juego por ser demasiado larga y de poco alcance, y lo define como: Actividad libre, separada, incierta, improductiva, reglamentada y ficticia. Clasifica los juegos en cuatro nomenclaturas dependiendo del dominio de una acción u otra:

  • Agon - Competición.
  • Alea - Azar.
  • Mimicry - Simulacro.
  • Ilinix - Vértigo.

Supone que en las sociedades primitivas han dominado los juegos en los que predominan el simulacro y el vértigo, los cuales aseguraban la cohesión del grupo, mientras que en las culturas desarrolladas, organizadas y jerarquizadas, tienen especial predicamento los juegos agonísticos y de azar en los que la competición y el tantear la suerte, propician y favorecen una hipotética quiebra de la estructura estamental.

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